Miami, EE.UU.- El «Museo de los Niños de la Asociación Nacional del Rifle», una colección de objetos de víctimas infantiles de tiroteos en EE.UU., es el nuevo proyecto de un padre y una madre venezolano-estadounidenses que perdieron a su hijo en Parkland y usan la creatividad para denunciar el descontrol armamentístico en el país.
Manuel y Patricia Oliver, los padres de «Guac», como llamaban a su hijo Joaquín, una de las 17 personas que murieron en 2018 en una escuela secundaria de Parkland (Florida) por los disparos del exalumno Nikolas Cruz, sorprenden por sus impactantes propuestas en un ámbito dominado por el dolor y el vacío de la pérdida.
Esta semana inauguraron en Texas un museo rodante que recuerda a 4.368 niños muertos por armas de fuego en el país desde 2020 y la próxima semana asistirán en los tribunales de Fort Lauderdale (Florida) a la fase de audiencias públicas del juicio a Cruz.
«El lunes estaremos allí», dice a Efe Patricia Oliver, quien aún desconoce si serán llamados a declarar.
De este juicio, muchas veces demorado por la pandemia y otros motivos, Cruz solo puede salir condenado a muerte o a cadena perpetua, pues en 2021 se declaró culpable de todos los cargos.
UN MUSEO DIFERENTE
El «Museo de los Niños de la Asociación Nacional del Rifle (NRA)», una poderosa organización que financia a políticos que defiendan a ultranza el derecho a poseer armas recogido en la Segunda Enmienda de la Constitución de EE.UU., tiene su sede en una flota de 52 autobuses escolares amarillos.
Los autobuses, que suman 4.638 asientos vacíos que representan a otros tantos niños víctimas de matanzas, recorrieron esta semana Texas con una colección de objetos donados por familias de niños asesinados en las matanzas de Sandy Hook, Santa Clarita y Parkland.
Patricia Oliver reconoce a Efe que la colección es por ahora pequeña, pues las familias de las víctimas no saben bien del proyecto ni lo que pretende, pero confía en que, tras esta primera acción en Texas, otras personas aporten objetos de sus hijos.
Entre lo que ya forma parte de esta exposición rodante hay una medalla escolar y unos guantes de Chase Kowalski, unas zapatillas con estampado de damero de Gracie Muehlberger y una camiseta de los Heats, del equipo de la NBA de Miami, «adorada» por Joaquín Oliver.
Kowalski, de 7 años, murió en el tiroteo perpetrado el 14 de diciembre de 2012 por el joven de 20 años Adam Lanza en la Escuela Elemental Sandy Hook de Newtown (Connecticut), en el que perdieron la vida 20 menores y seis adultos que trabajaban en el centro.
Lanza, que había matado antes a su propia madre, se quitó la vida tras la masacre.
Muehlberger, de 15 años, es una de las dos víctimas mortales del tiroteo que enlutó el 14 de noviembre de 2019 el Instituto Saugus de Santa Clarita (California).
El autor, Nathaniel Tennosuke Berhow, que ese día cumplía 16 años, murió en un hospital a causa de un disparo que se hizo a sí mismo.
Oliver, de 17 años, murió en la Escuela Segundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland (Florida) junto a otros 12 estudiantes y tres miembros del personal el 14 de febrero de 2018 a causa de los disparos de Nikolas Cruz, quien confesó el crimen ese mismo día y desde entonces está en prisión.
TED CRUZ, PRIMER OBJETIVO
Los Oliver fueron este jueves con los 52 autobuses escolares, circulando uno detrás de otro en una fila de casi 1,6 kilómetros (una milla) de largo, al despacho del senador republicano Ted Cruz, uno de los beneficiario del dinero de la NRA, en Austin (Texas).
El senador no estaba pero entregaron en la oficina una carta abierta que «Guac» escribió hace nueve años a los poseedores de armas para instarles a que «por su propio bien» aceptasen la comprobación del historial del interesado en comprar armamento.
«Creo que es hora de que escuche a nuestro hijo y empiece a primar a los niños sobre el dinero de la NRA», escribió Manuel Oliver, quien esta semana interrumpió un discurso del presidente Joseph Biden en el acto de firma de una ley bipartidista sobre control de armas en la Casa Blanca y fue expulsado del lugar.
Oliver dijo después a los medios que Biden, por quien votó en 2020, «puede hacer más» contra las armas.
La madre de «Guac» no quiso adelantar los próximos lugares y políticos que reciben dinero de los fabricantes de armas que piensan visitar con el «museo», cuyo nombre pretende inducir a error a los simpatizantes de la NRA, según reconocen ambos.
«El factor sorpresa siempre está en todo lo que hacemos», dice.
Así se vio cuando Patricia Oliver llevó a la sede de la NRA en Fairfax (Virginia)) más de un millar de galletas de Navidad con forma de muñeco y con agujeros que representaban balazos.
En 2021 los Oliver hicieron creer a David Keene, expresidente de la NRA, y al activista pro-armas John Lott que iban a hablar en la graduación de unos estudiantes en Las Vegas y acabaron haciéndolo ante sillas vacías.
Ese mismo año editaron una serie de las clásicas postales turísticas pero las imágenes no eran de monumentos sino de tiroteos y las enviaron al Congreso para hacerles sentir «vergüenza».
Los Oliver, que crearon la organización «Change the Ref» para sustentar sus proyectos, explican que su activismo creativo está dirigido a «cambiar la ideología y la cultura de las armas».