La Convención Nacional Republicana que esta semana ha encumbrado en Milwaukee la candidatura del expresidente Donald Trump (2017-2021) a la Casa Blanca ha abierto un nuevo frente de tensión entre su campaña y la del demócrata Joe Biden: el que pelea por el voto sindical.
Biden ha presumido siempre de ser el defensor de los trabajadores y en septiembre de 2023 hizo historia al convertirse en el primer mandatario en activo del país en sumarse a unos piquetes en defensa de mejores condiciones laborales para los empleados del sector de la automoción.
Lo hizo en Detroit en respaldo de United Auto Workers (UAW), que ese mes inició una huelga progresiva y simultánea en General Motors (GM), Ford y Stellantis, los tres grandes fabricantes de Estados Unidos, ante la falta de un acuerdo para la firma de un nuevo convenio colectivo y con la que acabó logrando mejoras salariales.
El lunes, en Milwaukee, la ciudad más grande del estado de Wisconsin, Trump consiguió abrir una brecha en el respaldo sindical al demócrata.
Se subió sobre el escenario del estadio Fiserv, epicentro de la convención republicana desde el lunes y hasta el jueves, Sean O’Brien, presidente de Teamsters, la Hermandad Internacional de Camioneros, con alrededor de 1,2 millones de afiliados e implantación en EE. UU. y Canadá.
No le dio su apoyo electoral, pero su mera presencia en el foro hizo pensar en un posible cambio de tendencia en el respaldo de esa unión.
«Al final del día a Teamsters no le interesa si tienes una D, una R o una I junto a tu nombre», dijo O’Brian en referencia a demócratas, republicanos o independientes. Ellos se preguntan solo una cosa, añadió: «¿Qué se está haciendo para ayudar a los trabajadores estadounidenses?».
Su sindicato, afirmó, aceptó la invitación pero no está «en deuda con nadie ni con ningún partido». O’Brian fue el primer líder de esa agrupación en hablar en una convención conservadora en sus 121 años, según recordó él mismo.
Y ese discurso destaca la importancia del voto de los trabajadores el 5 de noviembre, especialmente en estados como Míchigan, Pensilvania o Wisconsin, que conforman el llamado «muro azul» por ser territorios que tradicionalmente han votado demócrata y que son clave para la victoria electoral de ese partido.
Trump ha encargado precisamente a su «número dos», el senador por Ohio J.D. Vance, que su campaña se centre «fuertemente» en esos tres estados así como en otros territorios clave como Ohio, Minnesota y «mucho más allá».
De momento, no obstante, el grueso de los sindicatos se decanta por Biden.
La Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO), la mayor central obrera del país y una de las principales promotoras del voto al demócrata, fue una de las primeras grandes organizaciones de Estados Unidos en darle un apoyo explícito a su candidatura en el proceso de primarias.
«La clase media ha construido este país y vosotros habéis construido la clase media», le dijo Biden a mediados de este mes al sindicato después de que este se volviera a posicionar a su favor, en un momento en que las presiones para que abandone su candidatura crecen por su pobre desempeño electoral en el debate de junio y sus posteriores lapsus verbales.