Nueva York, EE. UU.- Los empleados de la Hispanic Society de Nueva York, cuya fecha de reapertura está prevista el 6 de abril, comenzaron este lunes una huelga para reivindicar un contrato laboral justo después de más de un año de negociaciones con la dirección.
En la entrada del edificio, en el Alto Manhattan, los trabajadores celebraron esta mañana un acto de protesta e incluso trajeron a la «rata sindicalista», la icónica figura hinchable de varios metros de altura con la que en Nueva York se protesta contra los malos empresarios.
Los trabajadores unidos al sindicato United Automobile Workers -el museo tiene una plantilla de unas 25 personas- respaldaron en su inmensa mayoría la huelga la semana pasada y denunciaron como «insostenible» el último contrato ofrecido por la dirección.
El principal punto de fricción es el seguro de salud, cuya cuota y deducibles tendrían que costear parcialmente los trabajadores, quienes reclaman que eso sea asumido totalmente por la institución -como ocurría hasta 2021- y aseguran que los incrementos de salario no compensan el coste añadido de esas prestaciones.
Este lunes, los empleados dijeron a EFE que nadie de la dirección se ha puesto en contacto con ellos, agregaron que solución está en sus manos y expresaron su deseo de que la huelga sea breve.
La huelga parece comprometer la reapertura del museo, cuyo mayor aliciente es la «sala Sorolla» que alberga los grandes murales de la «Visión de España» encargados por su fundador, el magnate Archer Huntington, al pintor español, quien consumió sus últimos años con esa obra y no la llegó a ver expuesta en su destino final.
La «sala Sorolla» tenía previsto reabrirse la próxima semana, pero la dirección no aclaró hoy si se mantiene esa reapertura, tras ser preguntada por EFE y después de que algunas de las visitas de prensa previas a la reapertura hayan sido repentinamente canceladas.
Esta misma tarde, y según era visible, quedan todavía desperfectos por resolver, como huecos en el patio de entrada y plásticos que cubren buena parte de la cornisa, y ello pese a las reformas millonarias emprendidas en el edificio centenario y que han durado seis años, el tiempo en que el edificio ha estado cerrado.
Los trabajadores, además de quejarse por la carga «excesiva» de trabajo y por la falta de personal, indicaron en un comunicado sindical su preocupación por la seguridad de la colección, que incluye obras maestras de España, Portugal y Latinoamérica.