personas
(Foto: Ilustrativa/Pexels)

¿Alguna vez conociste a alguien que parecía agradable, hasta que un día de pronto cambió, volviéndose en tu contra por un pequeño desacuerdo o amenazándote con humillarte públicamente? Usualmente se considera que dichas personas tienen “personalidades altamente conflictivas”.

Después de estudiar y observar sobre este tema en mis 30 años de experiencia profesional, hay muchas lecciones importantes por ser aprendidas:

  1. Son predecibles: Tienen un estrecho patrón de conducta, sentimiento y pensamiento.
  • Incrementan los conflictos en vez de manejarlos o resolverlos: implica una escalada intensa y repentina del conflicto (gritar, huir, evadir, juzgar, victimizarse, ser violento); otras, arrastrar un conflicto por meses o años, mientras incluye a muchas personas.
  • Para ellos, el problema no es el problema: validar cómo el comportamiento influye en la relación causa-raíz del problema, es vital para “desmontar” el conflicto.
  • Tienen un patrón identificable: se movilizan generalmente entre los patrones del triángulo de Karpman.

También conocido como el Triángulo Dramático, es un modelo de análisis de las dinámicas de conflicto interpersonal que puede aplicarse eficazmente a las relaciones laborales. Describe tres roles que las personas suelen adoptar en situaciones de conflicto: víctima, perseguidor y salvador.

La víctima

En el contexto laboral es un colaborador que se siente incapaz de controlar o mejorar su situación. Puede ver a su jefe o compañeros como responsables de sus dificultades y no asumir la responsabilidad de sus acciones. Un jefe que actúa como víctima puede sentir que las circunstancias (presión del mercado, falta de recursos) son insuperables y que está “atrapado”, lo que puede llevar a la falta de liderazgo proactivo.

El perseguidor

Este rol lo toma alguien que culpa y critica a los demás de forma constante. En el trabajo, un jefe perseguidor puede ser extremadamente controlador, culpar a sus empleados por los errores y generar un ambiente de miedo y desconfianza. Suelen ser autoritarios.

El salvador

En el rol de salvador, una persona intenta “rescatar” a los demás, incluso cuando no se lo han pedido. En el trabajo, un jefe salvador podría sobreproteger a los colaboradores.

El impacto del triángulo en las relaciones laborales genera disfuncionalidad cuando líderes y colaboradores alternan entre estos roles.

Cómo romper el triángulo

Cuando realizo procesos de mentoría y coaching, activo los siguientes protocolos para disminuir el impacto en la empresa:

  1. Tanto líderes como colaboradores deben asumir la responsabilidad de sus acciones y evitar culpar a los demás o esperar que otros los “rescaten”.
  • Los líderes deben ser conscientes de no caer en roles persecutores o salvadores, promoviendo una cultura de apoyo y autonomía.
  • Fomentar un ambiente donde se pueda expresar feedback de manera constructiva y se respeten los límites profesionales, eliminar la agenda “oculta” y ser valientes en las comunicaciones difíciles.

Quizás ya conozcas a personas con estos rasgos. Si es así, nunca les digas que son altamente conflictivas o tienen un desorden de personalidad. Lo verán como un ataque a su vida, y como una razón válida para hacerte su objetivo de “culpas”, probablemente durante los próximos años. Mejor aprende a evitarlas o a lidiar con ellas, sin que te conviertan en su objetivo principal.

* Jacques Giraud es ingeniero, especialista en desarrollo organizacional, master coach y mentor, con más de 25 años de experiencia y más de 400 seminarios impartidos como facilitador de Insight Seminars en más de 14 países. Autor del libro “Super Resiliente”. www.jacquesgiraud.com

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí