Filadelfia, PA – Las mujeres inmigrantes las latinas, llegamos aquí en diferentes momentos de nuestras vidas y con diferentes edades, pero todas traemos claro que venimos a trabajar y a lograr el éxito. Queremos insertarnos en la comunidad, formar parte de ella, hacernos un espacio y echar raíces.
Esta es una lucha diaria, que incluye aprender el idioma inglés, entender la cultura, reaprender habilidades u oficios, porque usualmente desempeñamos labores totalmente diferentes de la que estábamos acostumbradas, en nuestros países de origen. Podemos llegar solas o con nuestras familias, pero el establecernos y empezar a alcanzar el éxito en nuestros trabajos, es un proceso largo.
En estos momentos en que vivimos una crisis de salud mundial, la vida nos ha dado un vuelco inesperado a todas; ya seamos profesionales, empleadas o que trabajemos de forma independiente, también a quienes tienen pequeños negocios, en el campo o la ciudad, muchas de nosotras nos hemos quedado sin trabajo. Es en situaciones como estas, donde parece que no se ve una luz a final del túnel, es cuando la mujer latina no se deja abatir y mira dentro de sí misma para encontrar una respuesta. Esto es a lo que venimos desde países que han enfrentado de todo tipo de crisis; desde situaciones económicas, políticas, güerillas y terrorismo, solamente por mencionar algunas. Traemos una experiencia de vida donde sobrevivir, es el pan de cada día. Desde muy niñas, aprendemos a trabajar en grupo, ya sea en la familia con nuestros hermanos, tíos y primos, en el barrio y la escuela con los amigos. Sabemos resolver problemas, porque hemos experimentado lo que es no tener a veces lo más elemental para vivir, donde el dinero no alcanza y nos convertimos en expertas para hacen maravillas con lo que tenemos a la mano.
En Latinoamérica las ayudas y los subsidios son muy escasos o inexistentes. Simplemente el que no tiene, no come; y para muchos el sobrevivir es el pan de cada día. Haciendo uso de toda esta experiencia de vida, de nuestro bagaje ancestral que se comparte entre generaciones y de mucha creatividad, es que logramos encontrar no una, sino múltiples posibles soluciones para salir triunfantes de la crisis.
Es esa cualidad inherente de sobrevivencia, de protección de los nuestros y de nosotras mismas, la que nos hace reinventarnos. Y allí vamos dispuestas a salir adelante, solas o en familia, porque habilidades para organizar a los grupos, es lo que nos sobra y ponemos manos a la obra. Lo estamos palpando, en cuestión de días, este confinamiento nos ha hecho buscar en nuestra caja de tesoros todo lo acumulado en saberes y experiencias para crearnos nuevos trabajos y mi familia no es la excepción.
Al ser casi imposible conseguir una mascarilla en estos días y viendo la gran demanda, mi familia ha encontrado en ello una nueva oportunidad laboral, hemos unido nuestros talentos empezado a elaborar y vender mascarillas de tela de algodón. No nos vamos a dejar vencer, una vez más nos hemos reinventado y lo seguiremos haciendo para enfrentar valientemente este futuro siempre inserto para todos y en especial para los inmigrantes.
Para más información sobre los cubrebocas, comunícate a petymarcet@gmail.com o al 267 970 4848.