Miami, EE.UU.- El papa Francisco alertó este lunes desde Ciudad del Vaticano sobre el riesgo de que el mundo se precipite hacia una Tercera Guerra Mundial y dijo que hace años que se viven «guerras salvajes de destrucción» como la que azota a Ucrania.
«Hace años que estamos viviendo la Tercera Guerra Mundial a pedacitos, en capítulos, con guerras en todas partes, aunque la guerra en Ucrania «nos toque más de cerca», dijo Francisco en una entrevista en español con las periodistas mexicanas María Antonieta Collins y Valentina Alazraki por el canal de «streaming» ViX de «Noticias Univision 24/7».
El papa habló de la pandemia de coronavirus, la guerra en Europa, los escándalos de abusos de menores en la Iglesia, el aborto, además de no rehuir preguntas relativas a su estado de salud o el rumor de una posible renuncia.
El pontífice, de 85 años, se refirió al drama en Yemen y Siria, a la vida truncada de 30.000 soldados, chicos que murieron en el desembarco en las playas de Normandía, a los conflictos bélicos «que se nos imponen», que muestran que «hemos perdido la conciencia de la guerra».
LAS ARMAS NUCLEARES SON INMORALES
Y «la humanidad sigue fabricando armas», lamentó el pontífice, para agregar con firmeza que la guerra «esclaviza», deshumaniza, y que, según el Catecismo católico enseña, «el uso y posesión de armas nucleares es inmoral y no podemos jugar con la muerte a la mano».
Sobre la invasión de Ucrania por Rusia, Francisco dijo que prefiere hablar de las víctimas antes que de los victimarios, «del país que es agredido» y de las «cosas salvajes que leemos y que ya se sabe quién las hace».
Se mostró partidario de «dejar la puerta abierta a la conciencia de la persona» y sonrió cuando le preguntaron sobre comentarios en los que se le acusa de ser «filoruso»: «Me río. La capacidad de opinar de la gente no tiene límite» y muchas de las opiniones se construyen a golpe del último Twitter, dijo.
NO RENUNCIA
Salió luego al paso de los rumores sobre su estado de salud y una posible renuncia: «No tengo ninguna intención de renunciar. Por el momento, no», afirmó en la entrevista de más de dos horas que se emitió íntegra por TelevisaUnivision.
Reconoció que siempre creyó que su tiempo en el Vaticano iba a ser breve, «pero no me di cuenta y ya pasaron 9 años», dijo con humor el pontífice que ha hecho de la búsqueda de «la naturalidad» y de la sencillez una de las marcas de su papado.
Eso sí, confesó que «la rodilla le duele un poco, que se siente algo «disminuido» aunque ahora puede caminar, pero que «nunca», en cualquier caso, se le ocurrió renunciar hasta el día de hoy.
No obstante, «si veo que no puedo, o hago daño o soy un estorbo» espero la «ayuda» para tomar la decisión de retirarme, acotó. Y expresó su «gran simpatía» por la «bondad» del papa Benedicto XVI, que renunció en 2013, y lleva una vida, sostuvo, de retiro, lectura, estudio y escritura a sus 95 años.
Apuntó que, llegado el día de su retiro, prefiere ser considerado simple obispo emérito de Roma antes que papa emérito y dedicar sus horas a la confesión de los fieles y la práctica de la caridad y visita a los enfermos en alguna parroquia italiana.
«Si sobrevivo tras la renuncia, me gustaría hacer una cosa de este tipo: confesar e ir a ver a los enfermos», dijo.
Sobre la pandemia de la covid-19, señaló a las periodistas Collins y Alazraki, de Univisión Noticias y Noticieros Televisa, que se trata de un «momento muy difícil para la humanidad» y que esta no ha terminado: «Entró y se quedó y con problemas serios. Es una peste mundial», subrayó Francisco.
BIDEN DEBE HABLAR CON SU PASTOR
Fue muy tajante en la condena del aborto y dijo que los «datos científicos» comprueban que, «al mes de la concepción, ya está el ADN del feto y alineados los órganos. Hay vida humana. ¿Es justo eliminar una vida humana?», se preguntó el papa.
En cuanto a la posición favorable del presidente de EE.UU., Joe Biden, católico, en la protección del derecho al aborto, Francisco señaló que «lo deja» a su «conciencia»: «Que hable con su pastor sobre esa incoherencia», hizo hincapié.
No eludió el tema de Cuba, una nación a la que, confesó, se siente muy cercano, que es un «símbolo y con una historia grande»: «Quiero mucho al pueblo cubano», dijo, y reconoció que mantiene una «relación humana» con el expresidente Raúl Castro y contactos con los obispos de la Iglesia católica en la isla caribeña.
Sobre los escándalos de abusos sexuales de menores, fue muy gráfico al decir que «se destapó la olla» desde el escándalo de curas depredadores en el Estado de Pensilvania (EE.UU.) y que «hoy la Iglesia ha tomado conciencia cada vez más y más», «ha optado por destapar y no vamos a ser cómplices» de estos delitos, aseguró.