Washington, D.C. EE.UU. – Según expertos, el chocolate favorece la liberación de endorfinas y es una sustancia que genera bienestar y placer. Para Víctor Millán, el chocolate es un viaje a los recuerdos y es revivir un sentimiento de cariño y nostalgia. “El Miramar lo hice pensando en mi mamá, aunque no lo diga”.
El maestro chocolatero recuerda que desde su niñez conoció de primera mano la producción del cacao durante visitas a familiares que cultivaban este producto en el estado Sucre, en Venezuela.
“Y vi cómo sembraban el cacao, lo cosechaban, lo cultivaban, el secado, los procesos, hasta que de ahí se iba a los productores de chocolate”, indica Millán durante una entrevista con la Voz de América.
Fue precisamente esa conexión familiar, y la pasión por la gastronomía, que hizo convencer a Víctor de que lo suyo era el chocolate. Desde muy temprana edad aprendió todo lo relacionado con la siembra del cacao, la técnica de procesamiento y su industrialización.
Se fue de Venezuela hace 6 años, no por voluntad, sino por circunstancias de la vida, como él mismo cuenta. Y aunque el camino no ha sido fácil, tras muchos años de trabajo y esfuerzo, Víctor Millán junto a su socio Javier Zerpa hicieron su sueño realidad: “Chocolates Insane”.
“Bueno el sueño se está cumpliendo, para muestra un botón. La otra parte o la otra cara de la moneda es que tienes que reducir tus gastos, reducir tu vida a menos gastos, a menos gustos, para poder invertir en la marca”, asegura el maestro chocolatero.
En su pequeña fábrica de chocolates en Maryland, Víctor Millán y Javier Zerpa, trabajan para promover sus “chocolates locos” o Insane, en inglés, con el propósito de resaltar el cacao no solo venezolano sino de toda la región.
“Trato de involucrar a muchos inmigrantes, también de involucrar al talento venezolano, porque me parece muy importante que se sepa que hemos salido venezolanos con muy buena calidad”, dice Millán a VOA.
En una definición más empírica y según las palabras de Michael Levine: “químicamente hablando, el chocolate es realmente, el alimento perfecto del mundo”, y Víctor Millán se encarga de hacer de su chocolate, el viaje ideal a un punto muy específico de este planeta.
“Sé que no todos podemos ir a Venezuela, pero a través de mis chocolates, hemos creado un viaje a Venezuela”, asegura.