El ministro para la Unión Europea de Asuntos Exteriores José Manuel Albares. (Foto: EFE/Víctor Lerena)

El ministro español de Asuntos Exteriores, para la Unión Europea José Manuel Albares, instó esta semana en el Instituto Cervantes de Nueva York a afrontar el desafío de potenciar el uso del español en los ámbitos científico y económico y a hacerlo junto a todos los países hispanohablantes y con la ayuda de las nuevas tecnologías.

«Tenemos que favorecer, y ese es el desafío de nuestra generación en relación con nuestro idioma, su uso en los campos económico y científico donde hoy (el español) se encuentra infrarrepresentado», dijo Albares en una mesa redonda titulada: El español en el mundo, presencia actual, retos y futuro, y que se centró en la situación del idioma de Cervantes en Estados Unidos.

En su intervención, el ministro, que recordó que sólo el 8% de los hispanohablantes son españoles, reconoció que «España, por sí sola, no puede alcanzar un objetivo tan ambicioso».

«Lo que buscamos, y es una búsqueda compartida, es conseguir la aportación de todos los países hispanohablantes en un esfuerzo compartido», dijo.

Albares, también insistió en que la lengua española que comparten los países iberoamericanos «debe situarse al mismo nivel que nuestro arte y nuestra literatura comunes».

«Porque es una cuestión clave para nuestro futuro. No es un asunto de prestigio y o de presencia internacional, nos va también nuestro futuro», recalcó.

En esta cuestión, el ministro destacó la importancia de Estados Unidos, donde se calcula que en 2060 será el país con más hispanohablantes, sólo por detrás de México.

«Hay que impulsar que el español se mantenga y se refuerce aquí, en Estados Unidos», dijo Albares, que se desplazó a Nueva York con motivo de la Asamblea General de Naciones Unidas que se celebra esta semana.

En este sentido, recordó que en 2019 en EE. UU. había 41 millones de hablantes nativos, 15,8 millones de hablantes con competencia limitada y 8,1 millones de estudiantes de esta lengua.

«Debemos asegurarnos de que esto no es un fenómeno coyuntural, que esto no es un fenómeno exclusivamente unido a la migración. El español debe consolidarse en EE. UU. como lengua de cultura y como lengua de influencia, y, en estos momentos, eso pasa, en buena medida, por las nuevas tecnologías», insistió.

En el acto, el primer evento oficial de la reapertura del Instituto Cervantes tras el cierre por la COVID-19, según el director del centro, Richard Bueno Hudson, también participaron los profesores de la Universidad de la ciudad de Nueva York el colombiano Carlos Aguasaco y la peruana Raquel Chang-Rodríguez, así como la profesora de la Universidad de Rutgers, la española Laura Ramírez-Polo y el escritor también español Kirmen Uribe.

Aguasaco apuntó que la presencia del español en Estados Unidos no se refleja en el mercado del libro escrito en español y detalló que, según datos del 2015, de los más de 35.000 millones de dólares que movió el mundo editorial en Estados Unidos, únicamente 1.200 millones fueron de libros escritos en castellano.

Estas cifras «no se corresponden con el número de hablantes, hay mucho espacio para crecer, podemos crecer cinco veces más para alcanzar la proporcionalidad», dijo el profesor antes de recordar el dicho de que la primera generación de migrantes iberoamericanos en Estados Unidos habla español, la segunda lo entiende y la tercera lo pierde.

Durante la ponencia Uribe insistió en la importancia de Nueva York, como «el gran altavoz, no solo hacia EE. UU., sino hacia el mundo» y llamó a trabajar para que se traduzca más literatura en español al inglés.

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