La mitad de las mascotas de Estados Unidos viven en hogares de recursos limitados como el de César, que no puede trabajar regularmente por una enfermedad mental y cada día «se las tiene que buscar» para asegurarse comida para él, su hijo y sus dos perros, a los que no quiere renunciar por no tener dinero.
Según datos oficiales, más de 38 millones de personas no tuvieron suficiente comida en Estados Unidos en 2020 y, por tanto, se puede pensar que tampoco sus perros, gatos y otros animales hogareños.
Las cifras de la inseguridad alimentaria no cambiaron prácticamente en términos generales de 2019 a 2020 gracias al enorme esfuerzo realizado por instituciones públicas y organizaciones privadas por ayudar a los millones de afectados por la falta de trabajo que originó la pandemia, de acuerdo con Feeding America.
TENER PERROS Y GATOS NO DEBE SER UN PRIVILEGIO
Esa entidad privada, que posee el mayor banco de alimentos del país y el año pasado proporcionó 6.000 millones de comidas gratis, empezó en 2020 a entregar también comida para animales gracias a organizaciones como PetSmart Charities, que defiende que tener mascotas no debe ser considerado un privilegio.
Aimee Gilbreath, presidenta de PetSmart Charities, dijo en una declaración enviada a Efe que esa organización sabe que «las mascotas son parte de la familia sin importar su nivel socioeconómico» y, por eso, se ocupa de ayudar a los dueños con alimentos y atención veterinaria para que puedan mantenerlas. Sin la comida para animales que «César» recibe mensualmente de Community Health and Empowerment Network Inc, socia de PetSmart Charities, hace tiempo que habría tenido que desprenderse de su perro Lázaro y su perra Remy, pues no podría costearla.
Este padre soltero de 45 años y residente en el norte de Miami-Dade y su hijo de 13 años cuidan también de dos gatos callejeros.
PetSmart Charities calcula que un 50 % de las mascotas de EE. UU. viven en un hogar con ingresos de 50.000 dólares al año o menos. El ingreso medio por hogar en 2021 es de 67.000 dólares aproximadamente.
Además, entre un 50 y un 55 % de las mascotas estadounidenses no van a recibir los cuidados de salud que requieren por sus altos costos, el mismo problema que padecen sus dueños.
EL ROSTRO DE LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA
Nacido en este país de padre guatemalteco y madre cubana, «César» solo puede trabajar de vez en cuando como vendedor ambulante de helados, algo impensable durante la pandemia, cuando llegó a recoger de la basura los «donuts» que una cadena de restaurantes botaba.
«Hasta que le pusieron candado», recuerda.
En esos meses dependió de su hijo Chance para saber dónde pedir ayuda. «Apenas leo y escribo y él, que tenía entonces 12 años, era quien buscaba en internet donde había reparto de alimentos», dice.
Según cifras del Departamento de Agricultura, en 2020 la inseguridad alimentaria afectó a un 19,3 % de los hispanos del país mientras que en 2019 era un 15,8 %.
Solo los superaron los negros que pasaron de un 19,2 % a un 24 % de afectados.
El año pasado también aumentó la inseguridad alimentaria en los hogares con niños. De los más de 38 millones de afectados de 2020, once millones eran menores.
LAS MASCOTAS TAMBIÉN COMEN
«Las mascotas sufren los mismos problemas que sus amos», dice la médica Karlyn G. Emile, vicepresidenta de Community Health and Empowerment Network Inc., que presta servicios sociales y de salud a comunidades de bajos recursos o en riesgo en North Miami desde 2015.
La doctora Emile subraya que, debido al «modelo holístico» que siguen, han incorporado a las mascotas a sus programas, con el fin específico de que sus beneficiarios no tengan que renunciar a ellas por falta de dinero para pagar la comida o la atención veterinaria.
«Queremos seguir ayudando a que las personas más marginales puedan conservar sus mascotas», dice en referencia a los desamparados, y lo mismo aplican a las personas más mayores, que en muchos casos solo tienen como compañía a sus animales.
A Emile le consta que muchas de las personas en esa situación se privan de parte de sus alimentos para dárselos a sus perros o gatos, aunque no sea «la mejor opción» para los animales.
Para PetSmart Charities es muy importante no romper el vínculo entre las personas y sus mascotas. Es malo para ambos, dice su presidenta.
Un estudio reciente realizado por Meals on Wheels America en personas mayores confinadas en casa con mascotas, más del 95 % indicó que tener su gato o perro los hacía sentir más saludables y menos aislados socialmente.
PetSmart Charities, que trabaja con más de 3.400 organizaciones de bienestar animal en América del Norte, se comprometió a entregar este año 10 millones de dólares a Feeding America para donar alimentos para mascotas a bancos de alimentos en todo el país.
Otras organizaciones que luchan contra la desigualdad en EE. UU. también han dicho presente para aliviar la inseguridad alimentaria animal, como es el caso de United Way, que tiene un programa llamado Pets Eat Too (las mascotas también comen).