El reciente retroceso durante el primer trimestre de este año en la tendencia declinante de la inflación en Estados Unidos condujo al banco central a posponer cualquier reducción en la tasa de interés, “para darle a la política restrictiva más tiempo para funcionar.” Eso volcó la atención hacia la identificación de los factores responsables de las alzas de precios. Entre ellos, sobresalen el volátil sector energético, así como el mercado de vivienda sensible a la tasa de interés.
El mes pasado, el precio West Texas del petróleo se acercó ominosamente a $90 por barril, contribuyendo a las presiones inflacionarias reflejadas en el precio de la gasolina regular en Estados Unidos acercándose a $4.00 por galón. No obstante, a pesar de los recortes de producción por la Organización de Países Exportadores de Petróleo, la creciente producción de crudo en las Américas ha contribuido a que los precios retrocedan a menos de $85 por barril y los de la gasolina hasta alrededor de $3.50 por galón. En contra de la experiencia, es asombroso que las hostilidades en Europa Oriental y el Medio Oriente aún no hayan causado un alza pronunciada en los precios del petróleo.
El otro factor responsable del aumento inflacionario provino del sector inmobiliario, el cual es muy sensible a la tasa de interés. Después de un comienzo positivo durante los primeros dos meses del año, el promedio de la tasa fija de interés de una hipoteca a 30 años aumentó en marzo a 7.1 por ciento. También en marzo, las ventas de viviendas disminuyeron 3.7 por ciento desde el año anterior, extendiendo la caída en las ventas de 2023 al nivel más bajo de los últimos 30 años.