San Juan. – Puerto Rico sufrió tras el huracán María de 2017 una salida que superó las 200.000 personas por causas humanitarias, población que retornó con la mejora de las condiciones de vida, según un estudio de la Universidad de Puerto Rico que rebate la versión de vaciado por un proceso migratorio tradicional.
José Caraballo, autor del estudio e investigador del Instituto de Investigaciones Interdisciplinarias de la Universidad de Puerto Rico, dijo este martes a Efe que las estimaciones sitúan la salida entre 200.000 y 400.000 personas tras María debido a la degradación de las condiciones de vida, quienes en su práctica totalidad volvieron en cuanto les fue posible.
El demógrafo sostuvo que esas cifras no reflejan un proceso migratorio clásico, sino una salida por causa humanitaria con retorno.
Caraballo analiza el asunto en el artículo académico «Revisión de las bases de datos actuales de población de Puerto Rico», publicado en la revista científica Population and Environment, de la editorial Springer.
«Se pensó que emigraron, pero en realidad fueron refugiados», sostuvo Caraballo, que matizó que la práctica totalidad de esas personas regresaron a inicios de 2018.
Según las estadísticas disponibles, entre julio de 2018 y junio de 2019 regresaron 340 personas más de las que salieron, siendo la primera vez desde la década de 1970 que se registraba un saldo positivo, un hecho histórico que refleja cómo las personas que habían salido tras María regresaron a la isla masivamente.
SALIERON DE PUERTO RICO COMO REFUGIADOS
Caraballo insistió en que eso da a entender que esas personas salieron de Puerto Rico como refugiados, sin la intención de mudarse permanentemente y que regresaron en cuanto pudieron.
En 2019, sin embargo, se interrumpió la vuelta de personas que salieron por motivos humanitarios y se retornó al patrón tradicional de migración hacia el exterior, una vez que ya habían vuelto quienes salieron por el huracán.
«Esas personas no querían migrar, sino que buscaban refugio», indicó, después de aclarar que el supuesto «vaciamiento» poblacional del que se ha hablado en los últimos años no es correcto.
«De hecho, según se iba activando el servicio eléctrico -que en algunos sitios tardó el recuperarse hasta un año- la gente volvía», dijo el demógrafo.
«Pensamos -inicialmente- que eran emigrantes, pero en realidad fueron refugiados que salieron por cientos de miles», destacó.
«Fue un proceso provocado, incluso, por la falta de alimentos», dijo el demógrafo.
La Encuesta sobre la Comunidad del Negociado del Censo señala que durante el año 2019 salieron 35.000 personas en términos netos -diferencia entre los que salieron y entraron-.
Caraballo sostuvo que independientemente de que pasó tras María, si se pretende frenar la emigración se debe apostar por un desarrollo económico sostenido que ahora no existe.
BAJAS TASAS DE FERTILIDAD
La investigación poblacional en Puerto Rico ha ganado relevancia desde mediados de la década de 2000, cuando las bajas tasas de fertilidad y la migración se combinaron para reducir la población total de la isla.
Las estimaciones de migración después del huracán María difirieron según el conjunto de datos utilizado y el intervalo de tiempo cubierto.
En este contexto, la entrega oportuna de datos poblacionales era necesaria, pero faltaba, según Caraballo.
Por ejemplo, los retrasos en la publicación de los registros de defunción obligaron a los investigadores a estimar el número de muertos a través de otros medios, lo que produjo resultados divergentes.
Caraballo expone en el artículo que la falta de buenas fuentes estadísticas en Puerto Rico supone una desventaja para el desarrollo económico.
Además, se continúa recolectando datos sobre raza y etnia por parte de las autoridades federales utilizando preguntas que son inapropiadas al contexto sociocultural de Puerto Rico, lo que limita los análisis de la desigualdad.
Caraballo destacó que a pesar de los problemas derivados de los datos hay situaciones demográficas críticas que pueden ser abordadas con la información de población disponible en Puerto Rico.
Dijo que, por ejemplo, desde principios de la década de 2000 la tasa de fecundidad ha mermado por debajo de los niveles de reemplazo de 2,1 hijos por mujer, alcanzando un mínimo de 1,04 en 2019.