La participación en estas elecciones en Estados Unidos fue la más alta en 120 años, y el candidato demócrata, Joe Biden, ya ha batido el récord de ostentaba Barack Obama al convertirse en el aspirante presidencial que ha recibido más votos en la historia del país. Según las estimaciones actualizadas por “Election Project”, al menos 66,7 % de los estadounidenses con derecho a voto participaron en las elecciones de este martes, la tasa más alta desde 1900, cuando ese índice fue de 73,7 %.
Casi 160 millones de los aproximadamente 238 millones de estadounidenses con derecho a voto acudieron a las urnas o enviaron su voto por correo en estas elecciones, un aumento notable respecto a los casi 139 millones de sufragios que se emitieron en las últimas elecciones presidenciales, en 2016.
Los ajustados resultados en varios estados clave mantuvieron la expectativa para proclamar un ganador.
Sin embargo, Biden para la tarde del miércoles ya se había convertido en el candidato presidencial que ha conseguido más votos en la historia de EE. UU., con al menos 70,1 millones de sufragios, superando el récord de 69,5 millones que marcó Obama durante su primera campaña presidencial, en 2008.
Es posible que Trump también supere la marca de Obama una vez que se cuenten todos los votos.
En 2016, la candidata demócrata Hillary Clinton ganó el voto popular por más de 3 millones de votos sobre Trump-, pero aun así no obtuvo las llaves de la Casa Blanca.
La razón fue que las elecciones en Estados Unidos no se deciden por el voto popular, sino por el sistema del Colegio Electoral, un órgano integrado por 538 delegados que eligen los estados en función de su población. El que se lleve 270 es el ganador.
El candidato ganador en cada estado, aunque sea por un solo voto, se lleva todos sus compromisarios de ese territorio, con la excepción de Nebraska y Maine, que dividen sus delegados.
La participación en esta consulta sería la más alta desde 1908, cuando el 65,7 % de los votantes posibles emitieron sus votos.
Esta circunstancia, se produjo antes de que Estados Unidos cambiara su constitución y permitiera el derecho al voto de las mujeres que el pasado 2 de noviembre cumplió un centenario.
Los comicios se han visto condicionados por la pandemia del coronavirus, que ha causado más de 9,3 millones de contagios confirmados y 232.000 muertes en Estados Unidos.
Debido a esto, la participación anticipada alcanzó también un récord al superar los 100 millones de electores, de los que 35,9 millones corresponden a sufragios emitidos en persona en las pasadas jornadas y otros 64,8 millones a votos por correo, según la organización U.S. Elections Project de la Universidad de Florida.
El voto latino, más numeroso y crucial que nunca
Los latinos serán por primera vez la minoría más numerosa del electorado de Estados Unidos , de 32 millones de posibles electores se esperaba que al menos votaran 14,6 millones de hispanos , lo que significá un aumento del 15 % en relación a las presidenciales de 2016 en un crecimiento que ha traído una diversidad sin precedentes al país.
“(El voto latino) Es fundamental pero no es monolítico”, dijo a Efe Frank Mora, profesor de política en la Universidad Internacional de Florida.
“Según las encuestas el candidato presidencial demócrata Joe Biden tiene el 65 % del voto latino y el presidente Donald Trump tiene un 28 %”, añadió Mora. “La diferencia en relación con la elección de 2016 es que este año los latinos salen a votar en gran número, algo no visto hace cuatro años”.
Según el Centro Pew, en estas elecciones los afroamericanos son el 12,5 %, y los asiáticos que son el 4,7 %. La mayoría blanca ha disminuido de un 76,4 % en 2000 a un 66,7 % este año.
PESO CRECIENTE
La influencia latina ha ido creciendo tras cada paso por las urnas, si en 2008 votaron 9,7 millones, en 2012 fueron 11,1 y cuatro años más tarde esa cifra aumentó a 12,6 millones.
Las pasadas elecciones de medio término, celebradas en 2018, la participación latina aumentó en 13 y 9 puntos porcentuales respecto a las de 2014 y 2010, en un hecho que, según analistas, supuso un reflejo del rechazo a las políticas de Trump.
TRES ROSTROS
Por décadas el así llamado «voto latino» tuvo tres rostros de origen y una distribución geográfica definidos: cubanos en Florida, puertorriqueños en Nueva York y mexicanos en el sudoeste.
Pero los orígenes de esta minoría se han diversificado en casi dos décadas de inmigración desde Venezuela, Colombia, Nicaragua, República Dominicana, Guatemala, El Salvador y Honduras, con contingentes menores de Argentina, Brasil, Perú, Bolivia y Ecuador.
El 61,9 % de los latinos son mexicanos, el 9,7 % son puertorriqueños, los cubanos son el 4 %, y los salvadoreños son el 3,9 %, con el resto de procedencia del resto de América Latina y el Caribe.
La propaganda de la campaña de Trump dirigida a los votantes latinos “se sustenta en una manipulación de las emociones, sembrando miedo al ‘comunismo’ lo cual puede tener resonancia para los cubanos, venezolanos y nicaragüenses que han salido de su país escapando de dictaduras”, señaló Mora.
VOTO CRUCIAL
Teniendo en cuenta que la elección presidencial no se decide por el voto directo de los ciudadanos, sino en un Colegio Electoral compuesto por representaciones de los estados, el voto latino puede resultar decisivo en algunos de los estados que aparecen como más disputados en esta campaña, especialmente en Florida, Arizona y Pennsylvania.
“El voto latino es crucial en estados donde las elecciones son reñidas y se deciden por un punto porcentual o menos”, señaló Mora.
Cinco estados albergan a la mayoría de los votantes latinos: California (7,9 millones), Texas (5,6), Florida (3,1), Nueva York (2,0) y Arizona (1,2), y aproximadamente 1 de cada 10 personas elegibles para votar son inmigrantes, según el Centro Pew.
Estas cifras llevan a que los latinos sean más del 25 % de los ciudadanos habilitados para votar en California, Nuevo México, Texas, Florida y Nueva Jersey, y representan entre el 15 % y el 25 % de posibles votantes en Nevada, Arizona, Colorado, Illinois y Nueva York.
Y también son del 10 % al 15 % del electorado en Washington, Oregón, Idaho, Utah, Wyoming, Nebraska, Kansas, Oklahoma, Georgia, Virginia, Maryland, Pensilvania, Connecticut y Massachusetts, según Pew.
Pero las cifras de población no se traducen exactamente en el número de votantes; millones de esos latinos son inmigrantes indocumentados o residentes legales que no han obtenido la ciudadanía. Los partidos han tenido que lidiar con la realidad de que la presencia de latinos en tal o cual región no promete, automáticamente, una cosecha rica de votantes.
Los portavoces y dirigentes comunitarios latinos citan, constantemente, la cifra de 32 millones de hispanos habilitados para votar.
Por décadas, la mayoría de los votantes calificados como latinos ha dado su respaldo al Partido Demócrata, pero los candidatos presidenciales republicanos han obtenido, de manera sostenida, entre un 28 % y un 33 % del voto latino.
Y un incremento o caída de un punto porcentual puede ser vital en unas elecciones que se pueden decidir por unos pocos miles de votos en un puñado de estados, expectativa que impulsó a las campañas de Biden y de Trump a intensificar sus esfuerzos en el último mes por atraer votantes latinos.
En estas elecciones los resultados preliminares, dicen que el voto latino ayudo a ganar a Trump en Florida, mientras que el mismo voto latino, pero de origen mexicano, ayudo a inclinar la balanza en estados como Arizona y Nevada. Especialmente el de los jóvenes.
Los jóvenes latinos inclinando la balanza
Cada 30 segundos en los Estados Unidos, un joven latino/hispano cumple 18 años. La mayoría son nacidos en Estados Unidos, según el Centro de Investigación Pew; esto representa un estimado de 800,000 nuevos electores/votantes al año. Ellos se unen a otros latinos de la Generación Z (18-24 años) y Milenios (26-40 años) que se consideran un bloque de votación sin explotar que está creciendo más rápido que cualquier otro grupo étnico. Esta población es bilingüe y es más propensa a utilizar la tecnología móvil, según estudios de investigación. Los jóvenes adultos latinos serán el principal impulsor del voto hispano en las próximas dos décadas.
Los latinos han contribuido como ningún otro grupo demográfico a mantener la población joven (por debajo de 18 años) de Estados Unidos en la última década.
El alto número de jóvenes latinos que han cumplido 18 años recientemente ha contribuido de manera significativa con que, por primera vez, 32 millones de personas de origen hispano sean aptas para votar y constituyan el grupo demográfico más numeroso después de los blancos no hispanos.