El 10 de octubre de 2012, el agente fronterizo estadounidense Lonnie Swartz mató, de varios disparos, a José Antonio Elena Rodríguez, de 16 años. Swartz disparó 16 veces al otro lado de la frontera hacia México; 10 proyectiles alcanzaron al adolescente en la espalda y la cabeza.
Lo asesinó y la familia de José Antonio no ha podido obtener justicia del sistema judicial de EE. UU. Es alarmante que los guardias fronterizos puedan disparar hacia México y matar gente. Ante esto, es lógico preguntarse: ¿qué pasaría si alguien del lado mexicano también disparara a través de la frontera y diera muerte a un ciudadano estadounidense? De igual manera, ¿cuál sería la respuesta si los mexicanos respondieran a un guardia estadounidense que estaba disparando hacia territorio de México?
Existe documentación de al menos seis casos de este tipo en los que no se ha hecho justicia. Los activistas creen que probablemente haya otros casos no documentados.
Cada año, la familia y los amigos de José Antonio mantienen viva su memoria y le recuerdan a la población el trágico evento de su asesinato. Cuando una familia pierde a un ser querido por la violencia, no importa el lugar, se destroza el corazón de quienes lo conocieron. Este dolor se engrandece cuando el asesinato involucra a un agente de la Patrulla Fronteriza, sobre todo cuando el sistema judicial estadounidense no logra conceder justicia.
Y encima de eso, la falta de acción del gobierno mexicano para exigir justicia, y lograr que se enjuicien en México a agentes como Lonnie Swartz, agrega otra capa de frustración.
Mientras tanto, los medios de derecha y los candidatos políticos continúan demonizando a los inmigrantes, retratándolos como violentos e inmorales. Se aprovechan de incidentes aislados en los que inmigrantes matan a ciudadanos estadounidenses, tergiversando la narrativa para convertirla en un supuesto «tsunami de violencia» en la frontera con México. La realidad es que estos casos son extremadamente raros.
A pesar de ello, la derecha sensacionalista, usa estos actos aislados, y no reconoce que la gran mayoría de inmigrantes viene a trabajar, buscando un refugio seguro. No tienen ningún deseo de intervenir en nuestras elecciones ni de cometer violencia en escuelas o lugares de culto. Cabe destacar que no hay imágenes de inmigrantes irrumpiendo en el Capitolio para interferir en una elección presidencial.
Debido a que la violencia injusta de los agentes fronterizos a menudo se olvida, la familia y los amigos de José Antonio continúan organizando manifestaciones y conmemoraciones para mantener viva su memoria y luchar por la justicia.
El 13 de abril, en el Centro Cristiano de la Universidad de Tucson, ministros y otras personas se reunieron para honrar a José Antonio y develaron una placa en su memoria. Ana María Vázquez, de Bridges Across Borders, una activista de derechos humanos de larga trayectoria, organizó este evento y otro que se llevó a cabo al día siguiente en el muro fronterizo de Nogales, México, donde mataron a José Antonio.
El programa de ambos eventos comenzó con una actuación del grupo de danza ABYA YALA, de Magdalena, quienes presentaron una danza palestina. Representantes palestinos han expresado su apoyo a una investigación más profunda sobre estos asesinatos fronterizos. Después del baile, subieron al escenario los oradores, incluida la familia de José Antonio. También se presentaron bailarines mexicanos de danzas tradicionales y cantantes de protesta.
Yo presente el primer borrador de una pieza teatral titulada «¿Dónde Están?», sobre las seis personas asesinadas por agentes de la patrulla fronteriza, con énfasis en la sección dedicada a José Antonio.
La focalización de la derecha en los inmigrantes y la frontera como un gran problema político aumentará la violencia en la frontera, pero también alimentará los crímenes de odio contra los inmigrantes y los latinos en general. Con tantos problemas dentro de Estados Unidos y en el mundo, ¿por qué la derecha de Estados Unidos tiene en la mira a los inmigrantes y a la frontera?
Alguien llegó a decir que la histeria de los estadounidenses de derecha era puro racismo, a sabiendas de que los votantes responden al miedo y no suelen detenerse a buscar la veracidad de los hechos. Todos, no solo los latinos, deberían solidarizarse con los inmigrantes para garantizar la protección de sus derechos.