El reverendo doctor Martin Luther King Jr. fue un maravilloso orador, soñador y líder. Hoy muchos lo honran, pero debemos recordar que su camino no fue fácil, ni para él ni para sus seguidores.
CASI PUDE ABRAZARLO
Cuando era joven pude haber abrazado a King, y aún deseo haberlo hecho y conocido. En 1965, el activista se alojaba y asistía a una conferencia católica en el hotel Hilton de Nueva York. Gracias a un botones, conseguí el número de su habitación. Afuera de ella, en el pasillo, había dos hermanos negros grandes de aspecto fuerte, que no me permitieron llamar a su puerta.
Debí haberme quedado sentado allí mismo hasta que él saliera a recibirme. Lo amaba a él y a su movimiento de Derechos Civiles que eran una plataforma para la libertad. De vez en cuando hago mi interpretación de su maravillosa voz y forma de hablar.
EL DÍA LUTHER KING
Creo que es de cierta manera nuestro día de cumpleaños, y que deberíamos hacer algún trabajo de servicio para los demás, aunque sé que algunos ya lo hacen todos los días.
En 1968, cuatro días después de la muerte de King, el congresista John Conyers Jr., presentó el primer proyecto de ley que pedía un día feriado nacional dedicado al mártir; él y otros continuaron presionando para lograr este día en su memoria.
En 1983, 15 años después, nos unimos nuevamente a una manifestación en honor a King, al lado este del capitolio en D.C., organizado por Conyers y Stevie Wonder, quienes cantaron “Happy birthday”. Era un día frío y nevado, pero allí estábamos junto a unas 250 personas que exigían ese día conmemorativo, y no dejamos que la nieve nos alejara.
Finalmente, para nuestra sorpresa, el 2 de noviembre de ese año, el presidente Ronald Reagan firmó el proyecto de ley que dedicaba al tercer lunes de enero de cada año como día feriado nacional, debido a la cercanía a la fecha de nacimiento de King (15 de enero de 1929).
INICIÉ MI CAMINO
En la noche del asesinato de King mientras lloraba en mi habitación por la pérdida de uno de mis héroes, fui desafiado por un buen hermano blanco radical, un líder activo de la SDS (Estudiantes por una Sociedad Democrática) para unirme a ellos y a unos atletas negros en una manifestación, en la Universidad de Colorado. Al día siguiente ya estaba hablando sobre la raza y la libertad, y no he podido parar desde entonces.
Durante más de 50 años, trabajando dentro del movimiento de los derechos civiles y humanos, he aprendido mucho sobre nuestros líderes, y sobre mí mismo. Siendo un organizador y líder de muchas actividades, a lo largo de los años me han dicho, y he venido aceptando, algunos de los errores que cometí en el camino. Pero muchos no saben de los sacrificios que otros y yo tuvimos que hacer mientras tratábamos de encontrar la libertad para los demás.
NO SOMOS PERFECTOS
Al recordar a King me doy cuenta de que él no era perfecto y que cometió errores tanto en su vida personal como en su vida en el movimiento. No conozco a ningún líder que lo haya hecho todo bien. La vida de esos líderes como King, -que fueron atacados por muchos con tantas amenazas contra ellos y sus familias- les pasa la factura a ellos y a todos los que lo rodean. Las grandes personas como King son humanos y no son perfectos.
Lo que hace las cosas más difíciles es cuando un líder asume asuntos que otros no entienden. King abordó dos cuestiones morales importantes de su tiempo, que eran la pobreza y la guerra en Vietnam. Muchos simpatizantes, donantes, y otros, no pudieron o no entendieron por qué tomó esta posición. Y cuando lo asesinaron, no estaba en la cima de su popularidad. Había sido difícil para él y para la Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur. King sabía que tenía que usar su voz y su vida para hablar sobre estos temas morales. Y la historia le dio la razón.
Al igual que muchos otros, he sufrido cuando hemos planteado temas importantes cuando no eran populares, como los derechos de los inmigrantes, los homosexuales, las mujeres, el medio ambiente y otros temas similares. Cuando se levanta la voz por primera vez, los mensajeros son atacados y ridiculizados.
Durante todo su activismo, King, junto con otros activistas fueron espiados por el FBI y sus numerosos informantes. Nosotros en el movimiento chicano también tuvimos problemas similares. Los poderosos querían dañar su trabajo y detenerlo; y cuando esto falló, lo mataron.
HACER LA DIFERENCIA
Dentro de nuestros movimientos, seguimos teniendo problemas serios, que no son aceptados o entendidos por algunos, cuyos egos se interponen en el camino del progreso. King no era perfecto y eso nos permite a los simples mortales creer que podemos hacer algo grande a pesar de nuestros fracasos ocasionales. Y aunque la mayoría de nosotros no hablaremos ante decenas de miles, ni crearemos grandes marchas y acciones civiles que atraigan la atención nacional, debemos entender que, no obstante, podemos marcar la diferencia.
Podemos ser como MLK y continuar con esta visión suya de “Tengo un sueño”, haciendo lo correcto y justo en nuestras comunidades. Alzando nuestras voces cuando sea necesario y apoyando a aquellos que pueden hacer más de lo que nosotros podemos.
¡Juntos podemos cambiar el mundo!