Miami, EE.UU.- El estadounidense de origen cubano Enrique Tarrío, líder de los ultraderechistas Proud Boys, fue condenado este lunes a más cinco meses de cárcel tras declararse culpable de quemar una banderola con el lema del grupos liberal «Black Lives Matter» («Las vidas negras importan») y de otro delito relacionado con armas de fuego.
En julio pasado, Tarrío, de piel morena y criado en la Pequeña Habana de Miami, aceptó la culpabilidad de destrucción de la pancarta que tomó de una iglesia en Washington en diciembre pasado, como también de un caso separado relacionado con armas de fuego.
Según la Fiscalía, Henry «Enrique» Tarrío, de 37 años, se declaró culpable en el Tribunal Superior del Distrito de Columbia de un cargo de destrucción de propiedad y un cargo de intento de posesión de un dispositivo con gran capacidad.
Indicó que un grupo de personas afiliadas a los «Proud Boys», incluido Tarrío, robaron el pasado 12 de diciembre la banderola de BLM de la Iglesia Metodista Unida de Asbury, en el centro de Washington.
Detalla que después el grupo quemó la pancarta y Tarrío publicó una foto en su cuenta de redes sociales de Parler en la que él se veía sosteniendo un encendedor.
En los días siguientes, Tarrío admitió haber quemado la pancarta en las redes sociales y en comentarios a numerosos medios de comunicación, señala la Fiscalía.
El cubanoestadounidense regresó a Washington el 4 de enero pasado, dos días antes del asalto al Capitolio por parte de seguidores del expresidente Donal Trump, entre ellos los Proud Boys, y fue arrestado.
En una búsqueda de su mochila, realizada en el momento de su arresto, la policía recuperó dos cargadores de armas de fuego de gran capacidad con la insignia de los Proud Boys.
En marzo pasado, Tarrío dijo que su grupo considera «terroristas» a BLM y Antifa (antifacistas), un movimiento considerado anarquista, que está contra los fascistas, racistas y de extrema derecha al considerar que atacan a comunidades minoritarias y marginadas.
En esa ocasión señaló que los miembros enjuiciados por el asalto al Capitolio de EE.UU. del pasado 6 de enero saben que fue un «error» y asegura que no son un grupo racista.
Fiel seguidor del expresidente republicano, Tarrío aseguró además que se salvó de participar en la toma de la sede del Congreso en Washington porque había sido detenido unos días antes.
«Dios me salvó, Dios me estaba hablando», dijo el cubano al detallar que él hubiera ingresado al Capitolio por la emoción del momento.