Los trabajadores de la construcción y la agricultura del condado Miami-Dade estarán pronto protegidos frente al calor extremo por una ordenanza única en el país y hecha a medida del lema «agua, sombra y descanso» de sus promotores.
Es un avance «histórico» para todo Estados Unidos, dijo este miércoles a EFE Esteban Wood, de la organización pro inmigrantes We Count!, que con su campaña «¡Que Calor!» ha logrado que por primera vez un condado se comprometa a reducir los padecimientos de los que trabajan bajo condiciones extremas por las altas temperaturas.
Con 11 votos a favor y cero en contra, la Junta de Comisionados de Miami-Dade aprobó el martes en una primera votación una ordenanza que obliga a las empresas agrícolas y constructoras a permitir a sus trabajadores descansos a la sombra de 10 minutos cada dos horas si las temperaturas superan los 90 grados Fahrenheit (32,2 grados Celsius).
También deberán establecer un programa de seguridad para el calor excesivo y suministrar agua en los lugares de trabajo, so pena de multas de hasta 3.000 dólares por día a los reincidentes.
Wood indicó que es un «primer paso» y todavía la norma debe pasar por dos votaciones, una en un comité el 11 de septiembre y otra en una sesión plenaria de la junta a finales de ese mes, pero dio por hecho que no habrá marcha atrás.
«Estas protecciones no deben ser controvertidas, son la diferencia entre la vida y la muerte para muchos de nosotros», dijo a los comisionados antes de la votación Pedro Marcos Raymundo, un obrero de la construcción miembro de We Count!.
Las medidas que contiene la ordenanza son un viejo anhelo de los trabajadores al aire libre del sur de Florida, un estado que, a diferencia de otros como California, Oregón o Washington, no cuenta con unos estándares de protección frente al calor para ellos, dice el portavoz de We Count!, organización que en el pasado intentó sin éxito que el Congreso floridano tramitara alguna normativa similar.
Se calcula que en Miami-Dade hay unos 100.000 trabajadores de la construcción y la agricultura, muchos de ellos inmigrantes e indocumentados, que deben soportar durante sus jornadas laborales estivales altas temperaturas, un sol inclemente y una humedad por encima del 90 % y que se beneficiarán de la ordenanza.
Sin embargo, el número total de trabajadores al aire libre en el condado supera los 300.000, así que todavía queda mucho por hacer.
De acuerdo con We Count!, cada año mueren en Miami-Dade un promedio de al menos 34 personas por golpes de calor y Florida está a la cabeza de todo EE.UU. por hospitalizaciones por ese motivo.
«A medida que el sur de Florida experimenta avisos de calor récord con temperaturas que superan los 100 grados Fahrenheit (37,7 Celsius), los trabajadores al aire libre tienen 35 veces más probabilidades de morir en el trabajo debido al calor extremo que otros trabajadores», señala WeCount!.
En los últimos 30 días el sur de Florida ha registrado temperaturas entre los 90 y los 1010 grados Fahrenheit (entre 32,2 y 43 grados Celsius), pero la sensación térmica es mucho mayor debido al alto índice de humedad reinante, que solo alivian los aguaceros que se producen a diario.
EL POLVO DEL SAHARA PUEDE EMPEORAR EL CALOR
Para mañana jueves está previsto que empiece a llegar al sur de Florida una amplia nube de polvo sahariano que hará disminuir las tormentas pero elevará las temperaturas, según los meteorólogos.
Las autoridades de Miami-Dade han habilitado 14 centros de enfriamiento para acoger a aquellos que viven en la calle o carecen de aire acondicionado en sus casas.
Estos refugios con sistemas de refrigeración disponen de salas de esparcimiento y actividades recreativas, además de agua potable e instalaciones para recargar dispositivos electrónicos.
«Una sola muerte a pleno sol es demasiado», dijo el comisionado Kionne McGhee, promotor de la iniciativa junto con su colega Marleine Bastien, tras la primera votación de la ordenanza.
McGhee trabajó en los campos del sur del condado de Miami-Dade junto con su madre y sabe de los padecimientos de esos trabajadores agrícolas, la mayoría inmigrantes de México y Centroamérica y muchos de ellos indocumentados.
«Hace años, sobreviví a un golpe de calor que casi me cuesta mi vida», relató Sandra Ascencio, que trabaja en un vivero en el sur de Miami-Dade y es integrante de WeCount!.
«Hoy le doy gracias a Dios por estar aquí, porque tengo compañeros de trabajo que no pueden estar hoy porque murieron de un golpe de calor», agregó.