Los padres fundadores de Estados Unidos se encontraban entre las personas más ricas de las colonias cuando redactaron y firmaron la Constitución, y eso era lo que esperaban que continuara guiando a la joven nación.
“Nunca se pretendió que fuera una especie de democracia directa, en la que todos los estadounidenses pudieran votar en todos los temas”, dice Andrew Wehrman, profesor asociado de historia en la Universidad Central de Michigan. “El voto en sí, pensaron, debería reservarse para las personas adineradas y educadas, pero ciertamente no querían restringir todos esos otros tipos de participación política”.
Los fundadores esperaban que la gente común, pobre y sin educación, participara indirectamente, a través de su gobierno local, en los ayuntamientos y reuniones y a través de acciones de protesta como boicots.
Algunos de los fundadores estaban particularmente preocupados por el populismo y el dominio de la mafia.
“Este era el tipo [de gente] que pensaba que democracia era una mala palabra. Incluso John Adams dijo cosas así. No quería que la gente pobre votara, no quería que las mujeres votaran”, dijo Wehrman.
Bruce Kuklick, profesor emérito de Historia estadounidense en la Universidad de Pensilvania, explica que los redactores de la Constitución tenían una idea de democracia muy diferente a la que tienen los estadounidenses hoy en día.
“Los fundadores no querían en absoluto este tipo de democracia. La Constitución está redactada para que los derechos de ciudadanía sean muy, muy limitados”, expone. “Les preocupaba la democracia (…) Era una mala forma de gobierno porque una vez que dejas participar a todos, es probable que elijas un demagogo. Es probable que llegue al poder gente que apela al frenesí de las masas. Esa idea se fue hace mucho».
Wehrman señala que los redactores de la Constitución se aseguraron de que solo una parte de una rama del gobierno federal, la Cámara de Representantes, sea elegida popularmente por el pueblo. El Colegio Electoral elige al presidente, el comandante en jefe elige a los magistrados de la Corte Suprema y, originalmente, los senadores eran seleccionados por las legislaturas estatales.
“Es otro intento de reducir la participación directa de un gran grupo de personas en el proceso político”, explica Kuklick. “Así que existen todas estas otras limitaciones que escribieron en la Constitución para apuntalar lo que creían que podría ser un recipiente con salideros, donde demasiadas personas pobres e ignorantes obtienen el derecho al voto”.
Fue solo después de la ratificación en 1913 de la 17a Enmienda a la Constitución que los senadores estadounidenses fueron elegidos por voto popular directo.
“Claramente, la Constitución fue redactada y promulgada para retirar algunas de las acciones que tomaron las legislaturas estatales. Personas como James Madison y Alexander Hamilton pensaban que las legislaturas estatales y los votantes en la mayoría de los estados habían ido demasiado lejos, que demasiada gente participaba en política, demasiada gente votaba”, explica Wehrman.
Por ejemplo, Nueva Jersey otorgó el derecho a votar a los residentes que pudieran alcanzar un cierto umbral de propiedad. Esto incluyó a mujeres y afroamericanos, que pudieron votar desde 1776 hasta 1807, cuando el estado restringió los derechos de voto a los hombres blancos.
“Ellos (los fundadores) pensaron que había demasiadas voces en las legislaturas estatales, que los estados se estaban volviendo demasiado radicales, que estaban en deuda con los intereses del hombre común, cuando necesitaban ser más reservados y más complacientes con los ricos, tipos educados con intereses comerciales”, dijo Wehrman.
Entonces, ¿qué pensarían personas como Alexander Hamilton, John Adams y los otros redactores de la Constitución sobre Estados Unidos hoy?
“Creo que todos estarían encantados de que el marco general que crearon todavía esté en acción”, opina Wehrman.
Podrían incluso estar abiertos al cambio. Después de todo, escribieron en un proceso para cambiar o enmendar la Constitución. Incluso se valieron de ese proceso con la ratificación en 1804 de la 12ª Enmienda, que estableció votaciones separadas del Colegio Electoral para presidente y vicepresidente. El cambio evitó que los adversarios políticos de los partidos opuestos sirvieran en la misma administración que presidente y vicepresidente.
Aun así, explica Kuklick, los padres fundadores serían considerados reaccionarios según los estándares actuales.
“[Ellos] no querían lo que llegó a ser”, dice Kuklick. “Y una de las transformaciones asombrosas de Estados Unidos en el siglo XIX es que pasamos de tener esta visión muy, muy limitada de la participación del pueblo en el gobierno, a la que la gente acaba de aceptar completamente como la vía democrática».
Aunque la democracia en acción hoy podría no ser exactamente lo que los fundadores imaginaron, el dinero y el poder continúan desempeñando un papel vital en la política de Estados Unidos. Y, dado que la gran mayoría de los presidentes estadounidenses han sido ricos de forma independiente, el objetivo de los fundadores de reservar un lugar destacado en el gobierno para los ricos se ha cumplido esencialmente.