ROLLING FORK, Mississippi, EE. UU. — Mientras un mortífero tornado asolaba la parte baja del delta del Mississippi, la reverenda Mary Stewart se aferraba a una puerta del pasillo de su casa en Rolling Fork, protegiéndose de las ramas y los escombros que entraban volando por sus ventanas destrozadas.
La tormenta del viernes arrasó manzanas enteras del pueblo, pero la Iglesia Metodista de Rolling Fork resistió los fuertes vientos. Y así, el primer domingo después del tornado comenzó como cualquier otro domingo: con los feligreses reafirmando su fe y encontrando consuelo juntos.
“Somos una comunidad muy religiosa”, afirmó Laura Allmon, una feligresa de cuarta generación. “Significa mucho para nosotros poder reunirnos, orar y dar gracias por lo que tenemos”.
Al menos 25 personas murieron y docenas más resultaron heridas a última hora del viernes en Mississippi, donde la tormenta arrasó una de las regiones más pobres del país, dejando a su paso una franja de destrucción.
Luego de que sus casas quedaron inhabitables, muchos residentes de Rolling Fork acudieron el domingo a la red de iglesias que salpican su pueblo rural de unos 2.000 habitantes, donde la agricultura y la fe conforman la vida local.
Fundada hace casi 135 años, la Iglesia Metodista de Rolling Fork ha sido durante mucho tiempo una fuente de apoyo y resistencia en tiempos difíciles, dijeron sus miembros.
“Aquí hay mucha gente que sabe lo que es la paciencia por el trabajo en el campo”, dijo Stewart. “Dependen de la lluvia para sus cultivos —su sustento— y tienen que dejarla en manos de Dios… es una maravillosa reafirmación de que Dios tiene el control”.
Como el edificio de la iglesia no tenía electricidad el domingo por la mañana, unas dos docenas de fieles se reunieron en su histórica escalinata e inclinaron la cabeza mientras Stewart pronunciaba un breve sermón.
“Estamos agradecidos, Señor, porque nos has sacado de esta tormenta”, dijo bajo un cielo azul despejado. “Tenemos mucho que hacer y mucho que reconstruir, y hay gente que hemos perdido en nuestra ciudad. … Rezamos por sus familias”.
Por su parte, el presidente Joe Biden emitió una declaración de emergencia para Mississippi a primera hora del domingo, poniendo fondos federales a disposición de las zonas más afectadas.
Basándose en los primeros datos, el tornado recibió una clasificación preliminar EF-4, con ráfagas de viento de entre 265 km/h y 320 km/h (166 mph y 200 mph), según la oficina del Servicio Meteorológico Nacional en Jackson. El tornado tocó tierra durante más de una hora, de acuerdo con las autoridades.
El gobernador de Mississippi, Tate Reeves, declaró estado de emergencia y prometió ayudar a la reconstrucción tras ver los daños en la región, que cuenta con amplias extensiones de campos de algodón, maíz y soya, y estanques acuícolas.