La Fiscal General de Nueva York, Letitia James, habla durante una conferencia de prensa en la que anunció una demanda contra la Asociación Nacional del Rifle. EFE/EPA/JUSTIN LANE

Nueva York, (EFE ).- La Fiscalía General de Nueva York presentó una demanda que busca el cierre de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el histórico lobby de las armas en Estados Unidos, por la gestión fraudulenta de sus directivos, a quienes acusa de desviar millones de dólares para uso personal.

La acción es resultado de una investigación abierta en 2019 y puede poner contra las cuerdas a una organización con más de 5 millones de miembros y un gran poder, pero que atraviesa actualmente importantes problemas financieros y luchas internas.

«La influencia de la NRA ha sido tan poderosa que ha impedido que nuestra nación tome medidas contra la violencia armada. Pero ha estado abusando de su poder y, bajo la apariencia, la NRA está podrida con el fraude y el abuso», denunció la fiscal general neoyorquina, la demócrata Letitia James.

En su demanda, James describe una cultura de mala administración y supervisión negligente ilegal, opresiva y fraudulenta dentro de la organización, especialmente por parte de cuatro de sus principales responsables a quienes acusa de llenarse los bolsillos durante años.

Entre ellos figura el jefe de la NRA, Wayne LaPierre, que lleva desde 1991 al frente de la entidad y que ha sido uno de las grandes voces en defensa de las armas de fuego en Estados Unidos durante las últimas décadas.

Más recientemente, el liderazgo de LaPierre en la NRA había comenzado a ser muy cuestionado, precisamente por sus presuntos desmanes financieros y su gusto por el lujo.

SAQUEO DE LA ORGANIZACIÓN

James, como fiscal general de Nueva York, tiene autoridad regulatoria sobre la NRA, dado que esta está registrada en ese estado como una organización sin ánimo de lucro.

En su demanda, acusa a LaPierre y a otros tres directivos próximos a él de haber violado leyes estatales y federales y de beneficiarse personalmente de la organización, a la que habrían hecho perder 64 millones de dólares en tan sólo tres años.

Según dijo en una conferencia, esas cuatro personas «básicamente saquearon» los activos de la organización.

A LaPierre, la fiscal lo acusa entre otras cosas de gastar cientos de miles de dólares en aviones privados para él y su familia, de usar ese medio de transporte para ir ocho veces a las Bahamas o de dejarse 3,6 millones de dólares de la NRA en consultores de viajes y vehículos de lujo con conductor.

También de recibir más de un millón de dólares en reembolsos de gastos en tan solo cuatro años, cuando esos gastos incluían regalos para amigos, clubes privados y vacaciones, así como de asegurarse para sí mismo un contrato de más de 17 millones de dólares una vez que abandone el cargo.

«El señor LaPierre explotó la organización para su beneficio, el de su familia y un círculo cercano de personal de la NRA», señaló James, que denuncia otras irregularidades como la presentación de documentos falsos.

Además de recuperar el dinero defraudado, la fiscal dijo que se busca impedir que los cuatro acusados individuales puedan volver a formar parte de la junta de cualquier otra organización sin ánimo de lucro en el estado de Nueva York.

LA NRA RESPONDE

La respuesta de la Asociación Nacional del Rifle no tardó en llegar, denunciando que la demanda es «un ataque sin base» y «premeditado» contra la organización y las «libertades de la Segunda Enmienda» de la Constitución estadounidense, que protege el derecho a portar armas.

«Es un claro intento de anotarse puntos políticos y de atacar a la principal voz que se opone a la agenda izquierdista. Esta es una toma de poder por parte de una oportunista política, un movimiento desesperado que es parte de una repugnante venganza política», dijo la NRA en un comunicado.

La organización, que anteriormente ya había cargado contra James por declaraciones en su contra que hizo en el pasado, aseguró que no se dejará «intimidar» y que se defenderá.

UNA ORGANIZACIÓN HISTÓRICA EN CRISIS

La demanda le llega a la Asociación Nacional del Rifle en un momento especialmente complicado, con problemas financieros y con peleas internas, en parte por la supuesta mala gestión de su líder.

Fundada en 1871, la NRA ha sido durante décadas una muy influyente fuerza en la política estadounidense, actuando como un gran lobby y respaldando financieramente a multitud de candidatos que defendían sus posturas sobre las armas.

En los últimos comicios presidenciales, la organización gastó millones de dólares para apoyar la elección de Donald Trump, aunque de cara a los de noviembre está manteniendo un perfil mucho más bajo en medio de los problemas que atraviesa.

Este jueves, Trump dijo a los periodistas que la demanda impulsada en Nueva York «es algo muy terrible» y que «la NRA debería mudarse a Texas».

En 2018, la Fiscalía de Nueva York logró la disolución de la fundación que el ahora presidente había mantenido durante años, tras acusar a Trump de usarla ilegalmente para apoyar su campaña electoral, pagar gastos personales y promocionar sus negocios

A priori, dado que la NRA es una entidad mucho más poderosa, se cree que la batalla legal podría ser mucho más larga e incluso prolongarse durante años.

El Violence Policy Center, una institución con sede en Washington que propugna un control de la venta y posesión de armas, confió en un comunicado en que la demanda haga «por fin» que la NRA rinda cuentas tras años centrada en «defender los intereses de los fabricantes de armamento y enriquecer a sus líderes».

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