Washington, (EFE).- El expresidente estadounidense Barack Obama arremetió este jueves contra quienes atacan el derecho al voto con «precisión quirúrgica» y a las minorías, en alusión a los intentos de su sucesor, Donald Trump, de desalentar el voto por correo en medio de la pandemia del coronavirus.
Sin llegar a mencionar el nombre de Trump, Obama (2009-2017) ofreció un discurso combativo durante el funeral en Atlanta (Georgia) del congresista afroamericano John Lewis, histórico líder de los derechos civiles que fue detenido decenas de veces por defender el derecho de la comunidad afroamericana de acudir a las urnas.
Al respecto, Obama elogió a Lewis y recordó que «dedicó su tiempo en la Tierra a combatir los mismos ataques a la democracia que se están viendo circular ahora mismo».
«Mientras estamos aquí sentados -afirmó-, hay gente en el poder que está haciendo todo lo posible para suprimir el voto cerrando centros electorales, atacando a minorías y estudiantes con restrictivas leyes de identificación y atacando nuestro derecho al voto con precisión quirúrgica, incluso socavando el servicio postal antes de las elecciones, que dependerán del voto por correo para que la gente no se enferme».
Esas declaraciones del primer presidente afroamericano de la historia de Estados Unidos hicieron que los asistentes se pusieran en pie y aplaudieran a rabiar.
Sus palabras se producen solo horas después de que Trump sugiriera que las elecciones previstas para el 3 de noviembre deben retrasarse, algo que no puede decidir él porque debe contar con el apoyo mayoritario del Congreso, en el que la oposición demócrata controla una de las cámaras, la de Representantes.
En su discurso, Obama consideró que el día de los comicios debe ser festivo para que todos los estadounidenses puedan ir a votar, y criticó el cierre en los últimos años de centros electorales, sobre todo en zonas pobres y donde viven una mayoría de votantes afroamericanos o hispanos.
Además, arremetió contra las leyes que, desde 2013, han aprobado algunos estados conservadores para obligar a los votantes a mostrar un carné con fotografía, pese a que en EE.UU. no hay un documento nacional de identidad y los ciudadanos no están obligados a disponer de esa identificación.
Obama también aludió al Servicio Postal de EE.UU., cuya fiabilidad Trump ha puesto en duda y que se encuentra en una situación económica precaria, por lo que algunos temen que no pueda asumir la carga de trabajo que supondría el voto por correo en los comicios de noviembre.
CONDENA LA REPRESIÓN DE LAS MANIFESTACIONES
De nuevo sin mencionar a su sucesor, Obama criticó a los agentes federales que «usaron gases lacrimógenos contra manifestantes pacíficos» y comparó los EE.UU. de Trump con las leyes de Jim Crow, que institucionalizaron la segregación racial en el país a finales del siglo XIX.
Mientras recordaba a Lewis, el expresidente urgió a los estadounidenses a prestar atención a los peores instintos impregnados en la historia de su nación.
«Él (Lewis) sabía por su propia experiencia que el progreso es frágil, que tenemos que estar atentos a las corrientes más oscuras de la historia de nuestro país, de nuestra propia historia. Donde hay remolinos de violencia, odio y desesperación, el mal puede alzarse de nuevo», avisó.
Obama llevaba en su chaqueta de trabaje una insiginia con el rostro de Lewis y pronunció su discurso frente al ataúd del congresista, cubierto con una gran bandera estadounidense.
El escenario del funeral fue la Iglesia Bautista Ebenezer, donde creció y fue reverendo Martin Luther King.
LA AUSENCIA DE TRUMP
Al funeral, además de Obama, acudieron los expresidentes George Bush (2001-2009) y Bill Clinton (1993-2001), quienes compartieron sus recuerdos de Lewis, con el que ambos trabajaron en Washington.
«Hoy vivimos en un país mejor y más noble gracias a John Lewis» y su permanente fe «en el poder de Dios, en el poder de la democracia, y en el poder del amor», dijo Bush.
Trump no acudió al funeral en Atlanta y tampoco se presentó en el homenaje que se le organizó a Lewis esta semana en el Congreso de EE.UU., al que sí asistió el vicepresidente, Mike Pence.
Lewis y Trump mantenían una relación de enemistad que era más que conocida: el legislador no acudió a la investidura del actual presidente en 2017 y criticó en numerosas ocasiones al mandatario por su política migratoria, así como por sus iniciativas para suprimir el voto.