Washington.- Estados Unidos se vio obligado a confrontar este martes al horror del asalto al Capitolio con el testimonio de cuatro de los policías que se enfrentaron a la turba de seguidores del expresidente Donald Trump (2017-2021) y que tuvieron que soportar golpes, insultos y puñetazos.
Algunos de los agentes, incluso, pensaron que iban a perder la vida defendiendo tanto el edificio como a los legisladores que estaban dentro para ratificar la victoria en las elecciones de noviembre del candidato demócrata y actual mandatario, Joe Biden.
«Podía sentir cómo estaba perdiendo oxígeno y pensé, así es como voy a morir, defendiendo esta entrada», narró el sargento Aquilino Gonell, de la Policía del Capitolio.
El testimonio de Gonell, nacido en la República Dominicana, cautivó a la pequeña sala donde se celebró la primera audiencia del comité impulsado por la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, para investigar el asalto del 6 de enero, en el que murieron cinco personas, entre ellas un policía.
Gonell describió el pasado 6 de enero como una «batalla medieval» en la que los agentes intentaron defender «pulgada a pulgada» el Capitolio de una turba que exhibió una violencia «terrorífica y devastadora» y que estaba armada con cuchillos, palos, bates, gas pimienta y escudos que habían arrebatado a la Policía.
MÁS MIEDO QUE EN IRAK
El sargento, quien con 25 años combatió en la guerra de Irak, aseguró que el 6 de enero tuvo más miedo en el Capitolio que durante todo su servicio militar en aquella contienda.
«En Irak, estabas en una zona de guerra, pero nada de mi experiencia en el Ejército o como agente de la Policía me preparó para lo que enfrentamos el 6 de enero», afirmó.
Ese día, a Gonell lo golpearon con el palo de una bandera estadounidense y, como resultado, le han quedado heridas en ambas manos, en su hombro izquierdo, su gemelo izquierdo y pie derecho. Además, los simpatizantes de Trump lo rociaron con tantos espráis químicos que su piel ardió durante horas.
Después del asalto, ha tenido que tomarse una baja médica, se ha sometido a una cirugía y le espera un año de rehabilitación.
«No estamos pidiendo medallas o un reconocimiento, lo que queremos es justicia y rendición de cuentas. Para la mayoría de las personas, el 6 de enero es algo que ocurrió durante unas horas, pero para los que estábamos dentro no ha terminado. Seguimos teniendo un trauma constante todos los días con heridas físicas y mentales», afirmó Gonell.
La sala escuchó en silencio el testimonio de Gonell y de los otros tres agentes, que en ocasiones llegaron a expresar enfado por la actitud que han mostrado miembros del Partido Republicano, tradicionalmente la fuerza política de la «ley y el orden».
ENFADO POR LA «INDIFERENCIA» REPUBLICANA
Al respecto, el agente Michael Fanone dijo que lo que más le dolía no era haber estado cerca de la muerte el 6 de enero, sino la «indiferencia» que miembros del Congreso han mostrado a sus compañeros policías. «¡Es vergonzoso!», clamó golpeando la mesa con el puño.
«Nada, realmente nada, me ha preparado para saber cómo debo dirigirme a esos miembros del Congreso que aún niegan los eventos de aquel día», afirmó Fanone, quien trabaja para la Policía local de Washington y que el 6 de enero acudió corriendo a ayudar a los agentes del Capitolio.
Los testimonios de los agentes buscan dar un rostro humano a la violencia de ese día y la enrevesada investigación del Capitolio, fracturada por colores políticos.
El liderazgo republicano ha intentado restar importancia a lo ocurrido y algunos de sus miembros, cercanos a Trump, incluso han esparcido teorías de la conspiración que alegan sin pruebas que los asaltantes eran miembros de movimientos de izquierda y no simpatizantes del exmandatario.
Antes de la audiencia, en una rueda de prensa, el líder de la minoría republicana en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, consideró que la investigación es un «fraude» y acusó a Pelosi de estar intentando sacar provecho político.
Pelosi, sin embargo, ha intentado que la comisión tenga un aire bipartidista y ha designado como integrantes a dos republicanos moderados: Adam Kinzinger y Liz Cheney, hija del exvicepresidente Dick Cheney (2001-2009) que fue expulsada del liderazgo republicano por refutar las denuncias infundadas de Trump sobre fraude electoral.
SOLO EL PRINCIPIO
La audiencia de hoy marca el comienzo de un largo sendero. En las próximas semanas, el comité tendrá el poder de citar a declarar a exmiembros del Gobierno de Trump y miembros del Partido Republicano que hablaron con él el día del asalto al Capitolio.
El objetivo del comité es esclarecer por qué ocurrió el asalto, quién es responsable y qué puede hacerse para evitar otro suceso similar.
Trump ya fue sometido a un segundo juicio («impeachment») del que fue absuelto por haber animado a sus seguidores a marchar al Capitolio.
Hasta ahora, unas 550 personas han sido imputadas por cargos relacionados con el asalto, incluidas 165 personas acusadas de delitos de agresión a la autoridad.