Elmau, Alemania.– El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este domingo un proyecto para crear un cable submarino de fibra óptica que conectará Europa Occidental con Asia, como uno de los proyectos estrella del gran plan de infraestructuras lanzado por el G7 frente a China.
El cable de fibra óptica tendrá una longitud de 17.000 kilómetros y proporcionará conexión de alta velocidad, desde Singapur a Francia, pasando por Egipto y el Cuerno de África.
Biden explicó en una rueda de prensa conjunta con otros líderes del G7 reunidos en Elmau (Alemania) que su Gobierno ha apoyado «la oferta exitosa de la compañía estadounidense SubCom por un contrato de 600 millones de dólares para construir un cable global submarino de telecomunicaciones».
«Esto será esencial para responder a la demanda creciente de seguridad fiable y conectividad de alta tecnología en tres regiones clave del mundo», indicó el presidente estadounidense.
El cable submarino es uno de los proyectos principales de la iniciativa «Colaboración por la Infraestructura Global y la Inversión», impulsada por Washington y anunciada este domingo en la cumbre del G7 (EE.UU., Alemania, Francia, Italia, el Reino Unido Canadá y Japón) para contrarrestar el avance de China.
El G7 tiene intención de destinar 600.000 millones de dólares a este gran plan de infraestructuras en países de ingresos medios y bajos, de los que 200.000 millones de dólares serán aportados por EE.UU. a través de fondos públicos y privados durante los próximos cinco años, indicó Biden.
El mandatario estadounidense apuntó que las inversiones en infraestructuras son «cruciales» para un desarrollo sostenible y para lograr una «estabilidad global».
Añadió que los países en desarrollo a menudo no tienen las infraestructuras que les ayuden a paliar crisis como la pandemia, «por lo que sienten el impacto de manera más fuerte y les cuesta más recuperarse en un mundo profundamente conectado».
«Esto no es solo una preocupación humanitaria -siguió-. Es una preocupación económica y de seguridad para todos nosotros».
Biden destacó que este plan se centra en ámbitos como la sanidad y la seguridad sanitaria, la conectividad digital, la igualdad de sexos, el clima y la seguridad energética.
En el marco de la iniciativa, EE.UU. quiere movilizar 335 millones de dólares en inversiones para proporcionar internet y tecnología financiera a países de África, Asia y Latinoamérica.
Además, la Casa Blanca ha anunciado que proporcionará junto con la compañía estadounidense NuScale Power 14 millones para respaldar un proyecto en Rumanía para la construcción de la primera planta nuclear con un reactor modular pequeño, es decir, con menor capacidad de generación que los de potencia tradicionales.
EE.UU. también destinará fondos para iniciativas en África, como un proyecto de energía solar en Angola o la creación de una fábrica de vacunas en Senegal.
A rasgos generales, entre los pilares del plan están la lucha contra la crisis climática y la mejora de la seguridad energética con inversiones en infraestructuras con bajas emisiones, plantas de fabricación de baterías y el desarrollo de energía limpia.
En el terreno tecnológico contempla el desarrollo y la expansión de la tecnología de las comunicaciones y la información trabajando con «proveedores de fiar» que suministren 5G y 6G, indicó la Casa Blanca en un comunicado.
También recoge inversiones en los sistemas sanitarios, vacunas y equipamiento médico, así como en la vigilancia y detección de nuevas enfermedades, lo que incluye «laboratorios seguros» y la prevención de pandemias futuras.
El macroplan de infraestructuras fue propuesto por Biden en la cumbre del G7 del año pasado, que tuvo lugar en el Reino Unido.
La iniciativa quiere ser una alternativa al proyecto chino «One Belt, One Road» (Una ruta, un cinturón), que pretende revitalizar la conocida como Ruta de la Seda mediante la modernización de infraestructuras y telecomunicaciones para mejorar la conectividad entre Asia y Europa.