Washington, EE. UU.– El republicano Kevin McCarthy fue elegido finalmente este sábado presidente de la Cámara Baja de Estados Unidos tras 15 votaciones, después de convencer a un número suficiente de congresistas ultras de su propio partido que se negaban a apoyarlo.
La abstención de seis republicanos rebeldes abrió el camino poco después de la medianoche a la elección de McCarthy como presidente de la cámara con 216 votos, tras cuatro extenuantes jornadas que llegan hoy a su punto final con esta victoria que pone fin al caos vivido en el Congreso estadounidense.
Al igual que en la votación previa y a diferencia de las trece primeras, los republicanos radicales no presentaron ningún candidato alternativo a McCarthy, quien se batió en esta última ronda con el líder de los demócratas en la cámara, Hakeem Jeffries, que recibió 212 votos al igual que en las rondas previas.
En esta votación definitiva, seis republicanos ultras optaron por la abstención, lo que abrió el camino a la elección de McCarthy, al reducirse el número de votos que necesitaba para ser elegido.
Esta última ronda se produjo después de una penúltima en la que se vivieron momentos tensos entre McCarthy y el conservador radical Matt Gaetz, aliado del expresidente Donald Trump, que frustró su elección al decidir abstenerse cuando el legislador de California rozaba la victoria a falta de un voto.
Según el diario The New York Times, Trump, que esta semana instó a sus seguidores a respaldar a McCarthy, habría telefoneado a Gaetz al ver que la elección del candidato del aparato del partido peligraba.
El nombramiento de McCarthy pone fin a una extenuante y caótica semana en el Capitolio estadounidense que arrancó el pasado martes cuando, por primera vez en cien años, el presidente de la Cámara de Representantes no fue elegido en la primera votación por tener detractores dentro de su propio partido.
Esos detractores han sido una veintena de congresistas de ultraderecha, muchos de ellos fieles a Trump y miembros del ultraconservador grupo Freedom Caucus, que no han dado su brazo a torcer hasta este viernes.
En las votaciones 12 y 13 celebradas en la mañana de viernes algunos de ellos han comenzado a apoyar a McCarthy, entre vítores del resto de congresistas por cada paso dado para desbloquear la situación.
Y es que sin un presidente de la Cámara Baja el 118 Congreso no ha podido arrancar. La única opción para elegirlo era seguir repitiendo votaciones hasta que un candidato alcanzara la mayoría, algo que ha sucedido a las puertas del fin de semana.
Para lograr el apoyo de los díscolos del Freedom Caucus, un grupo formado en 2015 por los republicanos más extremos -muchos de ellos miembros del extinguido Tea Party-, con el objetivo de empujar el liderazgo republicano hacia la derecha, McCarthy ha tenido que hacer ciertas concesiones, que no se han dado a conocer.
Acuerdos privados relacionados con una serie de peticiones que tenían los republicanos rebeldes, como poder de hacer una moción de censura contra el presidente de la cámara, varias sillas en el comité de reglas, que se garanticen votaciones sobre temas fronterizos, la cabeza en varios subcomités y tener relevancia dentro del Comité de Asignaciones, uno de los más poderosos del hemiciclo.
Tras la elección de McCarthy, todos los congresistas jurarán su cargo y comenzará la nueva legislatura que durará dos años.
El presidente de la Cámara de Representantes, conocido en inglés como «speaker», es una importante figura política entre cuyas funciones está fijar gran parte del calendario legislativo, decidir qué proyectos se votan y cuándo.
Será también la tercera autoridad del país, después del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y de la vicepresidenta, Kamala Harris, quien también preside el Senado, y el segundo en la línea de sucesión.
Tras las 15 votaciones se cierra así este hecho insólito en la democracia estadounidense, pues la última vez que se necesitó más de una votación para elegir al «speaker» fue en 1923.
Por aquel entonces el presidente de la Cámara fue elegido en una novena votación, cinco menos que las celebradas en esta ocasión, pero muy lejos de las sesenta que tuvieron que hacerse en 1869.