Washington, EE.UU.- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, eligió este jueves la simbólica Sala de las Estatuas del Capitolio para conmemorar el asalto de hace un año a la sede del Congreso por parte de una turba de seguidores de su predecesor Donald Trump.
Se trata de una elección inédita ya que es la primera vez que un mandatario del país pronuncia un discurso a la nación desde este lugar, aunque otros presidentes han hablado en funerales y otros actos celebrados aquí.
Rodeado de 35 estatuas que representan a algunos de los 50 estados (dos figuras por estado), Biden arremetió contra Trump, al que llamó mentiroso, por el asalto al Capitolio.
Justo hace un año, cientos de partidarios del expresidente irrumpían en esta y otras estancias del recinto, donde se celebraba una sesión conjunta de las dos cámaras del Congreso para ratificar la victoria de Biden en las elecciones de 2020.
La sala fue creada en 1807, pero destruida cuando las tropas británicas quemaron el edificio del Capitolio en 1814.
Entre 1815 y 1819, esta habitación, una de las más visitadas por los turistas, fue reconstruida y llegó incluso a servir de hemiciclo de la Cámara Baja hasta que fue convertida en una especie de galería de arte.
Durante el tiempo que sirvió como hemiciclo aquí fueron investidos los presidentes James Madison, James Monroe, John Quincy Adams, Andrew Jackson y Millard Fillmore.
En 1864 el Congreso invitó a cada estado a que enviara dos estatuas de sus ciudadanos prominentes para adornar la estancia de manera permanente y fue ese año cuando fue bautizada como la Sala Nacional de las Estatuas.
En total son 100 figuras que representan a los 50 estados (dos por estado): como eran muchas, las estatuas han sido repartidas por otras partes del edificio y actualmente se muestran 35 en esa sala.
Como curiosidad, una de las esculturas que lucen en la habitación es la de un misionero español fray Junípero Serra, enviada por el estado de California.
Serra fue creador del sistema de misiones y considerado por mucho tiempo el padre fundador de California, aunque su figura es cada vez más controvertida en EE.UU., donde algunos lo ven como símbolo de una invasión que trajo muerte, enfermedades y opresión a los nativos que habían habitado California durante siglos antes de la llegada de los españoles.