Por: Almudena Casado
Santo Domingo, República Dominicana.- Una nueva arquitectura financiera más justa, inclusiva y sostenible y en cuyo centro esté el ciudadano es uno de los grandes desafíos a los que se enfrenta la comunidad iberoamericana, en un momento marcado por la recuperación pospandemia y un contexto geopolítico y económico convulso.
Con la vista puesta en ese objetivo, el llamado Comunicado Especial sobre Arquitectura Financiera Internacional, liderado por el Ministerio de Hacienda dominicano, será uno de los ejes de la Cumbre Iberoamericana de Santo Domingo, después de acordarse trabajar en ello en la anterior reunión regional de Andorra, en 2021.
En declaraciones a EFE, la viceministra dominicana de Cooperación Internacional, Olaya Dotel, afirma que, dado el contexto de endeudamiento de los países iberoamericanos, en especial de América Latina, «resulta imprescindible poder generar una nueva arquitectura financiera, innovadora y que no implique un peso tan importante para nuestras sociedades (…), una nueva arquitectura que dé nuevos instrumentos de financiación» para hacer las inversiones necesarias.
También para responder «a la necesidad del cambio climático, al cambio de modelo económico» y afrontar «nuestra deuda histórica en materia de inclusión social y de generar una economía sostenible».
MEJORA DE LAS CONDICIONES DE FINANCIACIÓN
En especial, Iberoamérica persigue que mejoren las condiciones de financiación externa para la recuperación económica y poder afrontar los retos de desarrollo estructurales, tras haberse visto muy afectada por la pandemia, con el consiguiente debilitamiento de las finanzas públicas, a lo que se une el impacto a nivel global de la guerra en Ucrania y, ahora, la crisis bancaria.
Según las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), el crecimiento de Latinoamérica para 2023 se situará en el 1,8 % (2,9 % a nivel mundial), un fuerte descenso frente al 3,9 % el año pasado, mientras para 2024 estima que la región crecerá un 2,1 % (por debajo del 3,1 % mundial).
Por eso, es clave poder acceder a un financiamiento distinto al que ahora existe, que «no toma en consideración la situación de crisis que están viviendo nuestros países, no responde adecuadamente a la situación de endeudamiento» de cada uno de ellos, a juicio del viceministro dominicano de Política Exterior Multilateral, Rubén Silié.
«Con la sobrecarga que ha caído sobre todos nosotros con la crisis sanitaria y posteriormente con la crisis de guerra en Europa, para solventar esa situación se van a necesitar condiciones de financiamiento totalmente nuevas. Si se mantienen estas condiciones, no estaremos en capacidad de dar respuestas como lo demanda la situación», alerta.
LA VISTA PUESTA EN LOS PAISES DE RENTA BAJA Y MEDIA
Los países de bajos y medios ingresos son los más expuestos al endurecimiento de las condiciones financieras globales, la presión cambiaria y un crecimiento económico que se prevé débil, por lo que se espera que tengan un papel central en la proyectada nueva arquitectura.
Al respecto, el ministro dominicano de Asuntos Exteriores, Roberto Álvarez, opina que un punto «importantísimo» a tratar en la cumbre es «el acceso al financiamiento para los países de renta media, como República Dominicana, que no tienen acceso a fondos en términos concesionarios. Ese es uno de los aspectos críticos hoy en día, las tasas de interés que están ahogando a nuestros países».
Se persigue que a los Estados de rentas medias se les facilite el acceso a los préstamos de organismos multilaterales o bilaterales, pues suelen acudir al mercado global de capital donde el financiamiento que obtienen es menos ventajoso, y que se les permita incrementar los recursos recibidos más allá de su cuota de participación en el FMI.
Otros aspectos importantes de la propuesta son los Derechos Especiales de Giro, la reactivación de las ventanillas de préstamos de emergencia, el papel de los bancos multilaterales de desarrollo y el impulso de instrumentos innovadores de financiamiento exterior que favorezcan la visión a largo plazo y la implementación de medidas de transición energética.
Todo ello urge porque, como afirma la viceministra Dotel, «no tenemos el tiempo para esperar 50 años para poder generar cambio, los cambios tenemos que hacerlos pronto y, para eso, se requieren recursos, se requiere una arquitectura financiera amigable y que disminuya el peso financiero que este momento tienen los presupuestos de nuestros países y que les impide hacer las inversiones que el desarrollo hoy demanda».
La cita de Santo Domingo es esencial porque, concluye el viceministro Silié, dentro de Iberoamérica los países europeos tienen una situación distinta a los de América Latina, pero «aquí hay un acompañamiento y es uno de los resultados positivos de esta gran cumbre: poder establecer, junto a ellos, una serie de demandas que comparten».