Nueva York. – La silla que ocupa Bill de Blasio, el actual alcalde de Nueva York, «la capital del mundo» como les gusta llamarla a muchos neoyorquinos, se quedará vacía este año y una treintena de políticos, activistas y empresarios ya han puesto sus ojos en ella: La carrera no ha hecho más que empezar.
«Es la ciudad más grande que tiene el país. Es una ciudad que tiene un perfil a nivel internacional tanto por los medios de comunicación como la industria financiera. No me gusta decir esto, pero la realidad es que es la capital del mundo, por lo que es una posición que eleva el perfil de los alcaldes», dice a Efe el profesor de la Universidad de Nueva York (CUNY), John A. Gutiérrez.
Pero, este lado glamuroso de dirigir el centro económico y cultural de Estados Unidos, tiene también el reverso complicado de gobernar una urbe de más de ocho millones de habitantes, con unos graves problemas estructurales de escasez de vivienda, transporte público o desigualdades sociales y raciales, que se han agravado con la pandemia de covid-19, que a su vez ha agregado más complicaciones a la ecuación como el aumento del desempleo o de la violencia con armas de fuego.
No en vano, como asegura Gutiérrez «históricamente se dice que el segundo trabajo más difícil en la política de los Estados Unidos luego de la presidencia es ser alcalde de Nueva York».
Pero la carrera todavía está en sus primeros compases, con las elecciones primarias programadas para el 22 de junio y los comicios para la alcaldía, el 2 de noviembre.
LA MIRADA PUESTA EN LAS ELECCIONES PRIMARIAS
Aunque, obviamente, hasta el 3 de noviembre no se conocerá al sustituto de De Blasio, todas las miradas están puestas en las primarias de junio en las que los dos grandes partidos, el Demócrata y el Republicano, elegirán a sus respectivos candidatos.
Siendo la ciudad de Nueva York un bastión tradicional del Partido Demócrata, donde, por ejemplo, el candidato demócrata Joe Biden se impuso a Donald Trump con un 76 % de los votos, muchos sostienen que la carrera a ocupar la silla de regidor se juega realmente en las primarias.
LOS CANDIDATOS MEJOR SITUADOS PARA LAS PRIMARIAS DEMÓCRATAS
Entre la miríada de aspirantes, una decenas de nombres parecen despuntar entre los favoritos.
El actual presidente del distrito de Brooklyn, Eric Adams, de 60 años, es uno de ellos. Exoficial de policía y exsenador estatal, fue el primer afroamericano en estar al mando de Brooklyn, donde sus ocho años como gobernante local le podrían dar los apoyos necesarios para dar el salto a la alcaldía.
Scott Stringer, de 60 años, es el actual interventor de la ciudad de Nueva York y otro veterano político que, como asegura Gutiérrez, cuenta con apoyos en el distrito de Manhattan y tiene buenas conexiones con sectores económicos clave en la ciudad como el financiero y el de bienes raíces.
El ex secretario de Estado de Vivienda, Shaun Donovan, 54 años, es otro de los candidatos mejor situados a priori en esta carrera, y Gutiérrez destaca su perfil «tecnócrata», aunque duda que tenga una base popular suficiente para imponerse en la carrera electoral.
Maya Wiley (57 años), abogada, activista y exasesora de De Blasio, aparece como una de las candidatas con más opciones, en una carrera donde hay varias mujeres aspirantes, entre las que también está la psiquiatra y militar retirada Loree Sutton (61 años).
LOS ASPIRANTES LATINOS
La gran presencia de la comunidad latina y afroamericana en distritos como El Bronx, Queens y Brooklyn las convierte en clave para ganar las primarias.
Diana Morales (53 años), de origen puertorriqueño, es una de las aspirantes de origen latinoamericano a la carrera junto al candidato de raíces mexicanas Carlos Menchaca (40 años), uno de os candidatos más jóvenes.
Ambos representan, también, el ala más a la izquierda del Partido Demócrata, hasta el punto que Gutiérrez considera que sus programas son quizá demasiado progresistas para la comunidad latina, especialmente para las personas de mayor edad «que buscan estabilidad y no ideas radicales».
LOS «INTRUSOS»
Más allá de los veteranos funcionarios y activistas que esperan lograr las simpatías de los votantes antes de que el verano llame a la puerta, un puñado de candidatos ajenos a la política han hecho su impronta en esta lid electoral.
Entre ellos, el exaspirante a la presidencia de Estados Unidos, el empresario Andrew Yang (46 años), y el exvicepresidente del grupo financiero Citigroup, Ray Macguire (64 años), que son los que mejor posicionados parecen y que, además, cuentan a priori con unas fortunas personales destacadas con las que impulsar sus campañas.
Yang, que sorprendió en las primarias demócratas a la presidencia, ha demostrado ser muy hábil atrayendo a los potenciales votantes jóvenes a través de las redes sociales.
LOS CANDIDATOS REPUBLICANOS
Mientras en las filas demócratas la maquinaria electoral está ya bien engrasada y funcionando a pleno rendimiento, en el Partido Republicano todo avanza pausadamente.
Sin embargo, ya hay varios candidatos que han dado un paso al frente o han hecho públicas sus intenciones de concurrir como la exejecutiva de Wall Street Sara Tirschwell (55 años); el fundador de las patrullas ciudadanas «Guardian Angels», Curtis Sliwa (66 años); o el jefe de la Federación de Taxistas de Nueva York, Fernando Mateo (63 años).
Pero todos los ojos están puestos en el multimillonario empresario John Catsimatidis, quien ya concurrió sin éxito a las primarias por su partido en 2013 -en las que invirtió 11 millones de dólares-, y que ha flirteado con la idea de volver a presentarse, aunque todavía no ha dado un paso en firme.
Quien gane, deberá afrontar los retos de recuperar la ciudad después de la covid-19, cuyos efectos, como asegura Gutiérrez ,son comparables al ataque de los ingleses contra Nueva York en 1812 o los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas, «momentos que marcan un antes y después en la historia de la ciudad».