Pittsburgh-PA. El plan económico del presidente Trump está basado en tres principales frentes: 1) empleo, 2) inmigración y 3) fabricación americana.
Primer frente, el empleo. Una de las álgidas políticas del gobierno en materia de economía está en la creación de empleos, ya que la previsión no es clara y no hay una idea primaria de cómo se van a crear, primero porque Trump busca reactivar sectores económicos en materia de carbón y petróleo y no en energías alternativas. En el campo de los automóviles, se cerraron más fábricas de las que él prometió que se iban a abrir; además, no hay claridad de cómo va a ayudar a fomentar mecanismos para la creación de empleos en otras áreas.
Se quedó corto en las expectativas, ya que el sector industrial aumentó los trabajos hasta el 2019, cuando empezó a cobrar aranceles a la importación de diferentes países, lo que ayudó a que el sector cayera. Por otro lado, según el sitio politifact.com el total de empleos en el sector industrial creados hasta antes de la pandemia fue de 450 mil, pero se perdieron 237 mil después.
En el segundo frente, que es inmigración, en caso de que se quedara, veríamos medidas más radicales, lo que afectará a mucha mano de obra calificada que llegaba al país. Se limitarán las visas H-1B, que eran visas muy solicitadas en sectores médicos y de ingeniería en campos específicos, sobre todo en áreas científicas y de tecnología.
El tercer frente, su política de “Compra americano” y “Hecho en América”, fue una de las mayores promesas de gobierno, y muy enfocadas en materia automotriz, pero se cumplieron. Incluso, de acuerdo con la oficina de estadísticas laborales, desde el 2017 y hasta que comenzó la pandemia ya se habían perdido 2400 trabajos en las plantas en Michigan, y un total de 18400 más desde que Trump llegó a la Casa Blanca.
En otras políticas la administración Trump no ha mostrado claridad; entre ellas, salud, comercio internacional e impuestos a la clase trabajadora. En materia de salud, el gobierno no ha sabido controlar la pandemia de COVID-19. Se busca un segundo paquete de estímulos, pero no avanzan las negociaciones en el Congreso. Mientras los demócratas quieren 2.2 trillones de dólares para ayudar en la reactivación del país con subsidios a las familias y préstamos a pequeñas empresas, el gobierno solo ofrece 1.8.
En comercio internacional, seguirá la negociación del tratado con China, que quedó en fase 1 en enero del 2020 y que por la pandemia hubo que parar; además se entró en una fase de estancamiento por los constantes ataques del mandatario al gigante asiático.
Bajar impuestos y regulaciones, aunque son políticas de gobierno muy republicanas, no vemos que sean recurrentes en este momento, sin embargo, tendrán continuidad hasta el año 2025. De acuerdo con los datos, esta política no ha sido eficiente en el tiempo, pues, a pesar de que durante sus primeros 3 años se crearon unos 5 millones de empleos, con la pandemia este año se perdieron 20 millones de puestos de trabajo. Según la Oficina de Estadísticas Laborales, 3.8 millones de empleos se perderán definitivamente y solo hasta ahora hubo una recuperación en el empleo y en el PIB. Hay que reconocer que la bolsa se ha mostrado fuerte aún en medio de la pandemia.
El mismo plan económico del 2016 y su lema de “Hacer América grande otra vez”, sigue siendo el plan de Trump 2020. Muy posiblemente veríamos 4 años más de guerra económica con China, menos negociaciones y más amenazas a los aliados de la OTAN. Convendría, por lo tanto, prepararse para apretarse el cinturón, ya que “vendría más del tren Trump”, como afirman sus seguidores.
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