Londres, Inglaterra. — Para el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, fueron los bollos. Para su esposa, la primera dama Jill Biden, fue el té.
Joe y Jill Biden compartieron sus memorias de la reina Isabel II con la que convivieron el año pasado tras recibir una invitación al Castillo de Windsor cerca de Londres.
El presidente, quien señaló que tras esa visita de 2021 Isabel le recordó a su fallecida madre, dijo el domingo que la reina le ofrecía una y otra vez bollos conocidos como “crumpets”. Y él no se negaba a comerlos.
“Yo seguía comiendo todo lo que ella ponía frente a mí”, dijo. “Pero ella era la misma persona que … su imagen: decente, honorable y dedicada al servicio”.
La reina, quien es la monarca con el reinado más largo de Gran Bretaña, falleció el 8 de septiembre tras 70 años en el trono. Biden es uno de los cientos de jefes de Estado y otros dignatarios que viajaron a Londres para asistir el lunes a la misa del funeral de Estado de la reina Isabel en la Abadía de Westminster.
La primera dama dijo a The Associated Press en una entrevista telefónica que cuando ella y el presidente asistieron a una recepción en el Palacio de Buckingham “lo que realmente me impresionó” de la reina fue “lo cálida y amable que era”.
“Me encantó su sentido de curiosidad. Quería saber todo de la política estadounidense, así que le hizo una y otra pregunta a Joe”, dijo Jill Biden. La primera dama dijo que estar sentada en la sala de Isabel era “casi como estar con tu abuela”.
“Y ella dijo ‘permítame servir el té’ y dijimos, ‘no, no, permítanos’ y ella dijo ‘¡Oh!, no, no, no, yo lo hago. Ustedes siéntense’”, dijo Jill Biden. “Fue un momento muy especial, con una mujer muy especial”.
Los Biden rindieron homenaje a la reina el domingo en el Salón Westminster, donde recibió honores de Estado de cuerpo presente por cuatro días. El presidente estuvo ante el féretro en presencia de miles de dolientes que pasaron horas formados esperando para despedirse de la reina.
Después firmó el libro de condolencias en Lancaster House antes de asistir al Palacio de Buckingham para una recepción ofrecida por el rey Carlos III y otros miembros de la familia real para líderes mundiales que viajaron para el funeral.
Tras firmar el libro, Biden expresó sus condolencias a la familia real, pues la muerte los ha dejado con un “hueco gigante”.
“A veces piensas que nunca, nunca lo superarás”, dijo Biden, quien suele hablar en términos muy personales sobre la pérdida tras la muerte de su primera esposa y su pequeña hija, y años más tarde su hijo adulto. “Pero como le he dicho al rey, ella estará con él a cada paso … cada minuto, cada momento. Y esa es una sensación reconfortante”.
Al mostrar su respeto ante el ataúd el domingo, la primera dama dijo que vio a un pequeño niño vestido con el uniforme de los Scouts hacerle un saludo a la reina.
“Me hizo un nudo en la garganta”, dijo y mostró “cuánto amaba realmente la gente a su reina, sin importar sus edades”.
El presidente Biden escribió en el libro de condolencias que la reina “fue admirada en el mundo por su inquebrantable compromiso para el servicio”.
La primera dama firmó un libro de condolencias por aparte, para conyugues y embajadores, en el que expresó. “La reina Isabel II vivió su vida para el pueblo. Sirvió con sabiduría y gracia. Nunca olvidaremos su calidez, amabilidad y las conversaciones que compartimos”.
En la entrevista, Jill Biden advirtió que hay una “pieza humana” en la muerte de la reina.
Al hablar de Carlos dijo: “Él es el rey, pero no debemos olvidar que perdió a su madre y el príncipe Guillermo perdió a su abuela. A veces tendemos a olvidar la verdadera pieza humana de esto y el dolor que ellos … tienen que soportar y cómo tienen que vivir su luto en público. Pero parece que lo están llevando bien”, dijo.
Más de 2.000 personas asistieron a la Abadía de Westminster para el funeral de la reina.