Un grupo de puertorriqueños reclamó al sistema de Universidad Pública de la Ciudad de Nueva York (CUNY) que asigne los fondos que afirman necesita el Centro de Estudios Puertorriqueños para continuar su trabajo de documentar la historia de la inmigración boricua a Estados Unidos.
El 27 de abril los puertorriqueños pidieron en conferencia de prensa que se asigne dinero para que el Centro, única institución de su tipo en el país, ubicado en el Hunter College en Manhattan, pueda llenar las vacantes de directores de la Biblioteca y del Archivo Histórico. «En los últimos diez años han decaído los fondos para el Centro. Poquito a poquito le está quitando dinero y eso ha ido impactando la Biblioteca y el Archivo porque no tienen gente que pueda trabajar desde ahí con sus más de 300 colecciones» y muchos documentos aún no están clasificados, aseguró Lillian Jiménez, del Comité para Salvar el Centro. Recordó que cuando el director del Centro, Edwin Meléndez, presentó su renuncia, que será efectiva el próximo 30 de junio, la institución se encontró con tres importantes vacantes que llenar para continuar con su trabajo. Tras la renuncia de Meléndez el Comité escribió a la presidenta del Hunter College, Jennifer Raab, y un académico recaudó casi 2.000 firmas en la comunidad puertorriqueña reclamando que se nombrara un director. En febrero pasado, Raab designó como directora interina a la antropóloga puertorriqueña y profesora Yarimar Bonilla, la primera mujer que dirigirá a partir del 1 de julio el Centro, creado como resultado de las luchas por los derechos de la comunidad puertorriqueña en la década de 1960. Raab informó además que se iniciará la búsqueda de un director titular. El Comité se comunicó también con el rector de CUNY, Félix Matos Rodríguez, primer latino en ese puesto y exdirector del Centro de Estudios Puertorriqueños, quien en un breve mensaje aseguró “que apoyaba al Centro, que no nos preocupáramos», pero nada ha ocurrido hasta ahora, de acuerdo con Jiménez. Indicó que también escribieron a Raab sobre la situación de la institución, pero no han obtenido una respuesta.
El Comité también pide participación de la comunidad en todas las decisiones que impacten al Centro y afirmó su compromiso de restaurar la institución a su misión original de investigación activa y servicio a la comunidad puertorriqueña. «Desde sus comienzos el Centro ha estado muy atento a la comunidad, a los problemas de su gente, los retos y la cultura, lo que nos mantiene», afirmó Jiménez.
Recordó que la Biblioteca y el Archivo albergan donaciones individuales, así como registros de instituciones clave como la organización sin ánimo de lucro ASPIRA, creada en 1961 para combatir la exorbitante tasa de deserción escolar entre los jóvenes puertorriqueños de educación secundaria, y que se extendió a nivel nacional, así como los del Fondo de Educación y Defensa Legal de Puerto Rico, conocido hoy como Latino Justice. También que el Centro documenta y conserva la historia y las contribuciones de sucesivas migraciones a Nueva York, y ha registrado historias orales de generaciones de puertorriqueños en la diáspora y alberga programas educativos públicos.