El odio que motivó la matanza en la discoteca Pulse en 2016, que se cobró la vida de 49 personas, causó el efecto opuesto al propiciar un hondo sentido de comunidad en Orlando (Florida) y hacer más visible a la comunidad LGBT y, en especial, a sus miembros hispanos, los «más marginalizados».
Aquel 12 de junio de 2016, hace ahora 5 años, gais, lesbianas y trans, en su gran mayoría hispanos, se entregaban con libertad a una «Noche Latina» en el local ubicado en el centro de Florida hasta que la jornada acabó en un baño de sangre que, además de dejar también más de 50 heridos, se convirtió en el segundo mayor tiroteo en la historia reciente de Estados Unidos.
«Fue el momento más oscuro en la historia de nuestra ciudad, pero mostró a la vez la resiliencia de la comunidad», señaló a Efe George Wallace, director ejecutivo de Orlando United Assistance Center (OUAC), centro creado meses después del suceso con el fin de asistir a los sobrevivientes, familiares de las víctimas y afectados.
Wallace, como otros directivos de organizaciones locales, cree que la tragedia propició una marea de apoyo y muestras de solidaridad hacia colectivos sociales que hasta entonces se habían visto al margen de las políticas gubernamentales y lejos de las tomas de decisiones, incluso en una ciudad tan diversa como Orlando.
Para Marco Antonio Quiroga, director ejecutivo de Contigo Fund, la tragedia sirvió para unirse entre personas LGBT latinas y negras en organizaciones públicas y filantrópicas.
Resaltó Quiroga que las personas LGBT de minorías raciales y étnicas, como lo de aquella fatídica noche en Pulse, son las «más marginalizadas» y por ello ha surgido un nuevo liderazgo dentro de estas comunidades.
«Hace 10 años a esa gente ni siquiera se la veía en la televisión, había mucho estigma contra los trans, los gais, pero ahora ver a miembros de esas comunidades en posiciones de liderazgo reduce el estigma», precisó el hispano y directivo de esta organización surgida tras la matanza.
La batalla contra la no discriminación «no es un destino sino un trayecto», subrayó Quiroga.
De hecho, Wallace, así como Joel Morales, director de operaciones de OUAC, expresaron su preocupación por el recorte de 150.000 dólares de fondos estatales hacia esta organización, como resultado de un reciente recorte presupuestal dictaminado por el gobernador de Florida, Ron DeSantis.
LOS CREDOS RELIGIOSOS Y LA DISCRIMINACIÓN
Esta semana, grupos de fe de Florida emitieron una declaración pública firmada por cerca de 500 líderes religiosos en la que pidieron a los funcionarios locales que honren las 49 vidas perdidas en Pulse «con coraje y acción» apoyando las protecciones federales contra la discriminación de miembros de la comunidad LGBT. La declaración pide a los funcionarios de este estado «evitar aprobar leyes que perjudiquen a los floridanos al permitir que la religión se use como arma para discriminar».
La carta se hizo pública el mismo día en que líderes religiosos y locales de Orlando, encabezados por su alcalde, Buddy Dyer, sostuvieron un encuentro en el que se pidió una mayor inclusión en los lugares de culto de las personas LGBT.
«Mi fe fue realmente probada después, porque, como sabemos, hubo muchos pastores que dijeron que esto era algo que merecía que nos sucediera, que esto era algo que se comparaba con Sodoma y Gomorra», reveló ese día la sobreviviente Angélica Sánchez.
Terri Steed Pierce, pastora principal de la iglesia Joy Metropolitan Community Church, una de las pocas en el país que han sido creadas por y para personas LGBT, reconoció que entre las iglesias del país hay avances («antes ni siquiera había una conversación»), pero hay aún «mucho que hacer».
«La comunidad religiosa requiere una gran conversación para ver cómo conectar la religión con comunidades a las que no incluía», dijo a Efe la líder religiosa, una de las firmantes de la carta.
DE LO LOCAL A LO GLOBAL
La tragedia de Pulse fue un hecho que no solo cambió para siempre a Orlando sino que conmocionó a la comunidad internacional, y eso es lo que quiere poner de manifiesto la exhibición «Community: Five Years After the Pulse Tragedy», que se puede ver en el Orange County Regional History Center, en el centro de la ciudad.
«Localmente tuvimos un cambio en cómo se apoyaban los unos a los otros», dijo la directora de este centro, Pam Schwartz, quien recordó que desde 2016 no han cesado las muestras de amor y apoyo provenientes de todo el globo.
Esta muestra multimedia con entrada libre hasta este domingo exhibe una serie de artefactos que permiten narrar la historia de la discoteca Pulse y su tragedia.
Objetos de numerosos sitios conmemorativos, videos y audios con historias de primera mano, así como un modelo de la propuesta de un memorial en honor a las víctimas son parte de esta exhibición, que el fin de semana mostrará además las 49 cruces blancas elaboradas para conmemorar a las víctimas mortales.
La muestra es una de las diversas actividades, como carreras solidarias, exhibiciones fotográficas y charlas, con las que Orlando conmemora otro año a las víctimas de un ataque racista y extremista que destapó el olvido que padecían grupos minoritarios.