Tradicionalmente, la temporada navideña para los puertorriqueños que viven fuera de nuestra amada patria ancestral, representa una oportunidad para conectarnos con las tradiciones de nuestra gente en la isla, para mantener el sentido de identidad y comunidad. La Navidad es una época para hacer regalos a nuestros hijos. Estos aprenden no solo de sus padres, sino también de modelos a seguir en las comunidades en las que se criaron, como los patrocinadores que trabajan para abrir puertas y ayudarlos a conectarse con actividades espirituales y educativas; así como con oportunidades económicas, sociales y políticas para aprender y prosperar.
Conduciendo a través de comunidades de Estados Unidos con una gran concentración de puertorriqueños, se puede sentir el espíritu de la Navidad en el aire, representando un momento para asistir a los lugares de culto, para rendir homenaje al Niño Jesús, tocar, escuchar y bailar nuestra música típica, encender luces y disfrutar del jolgorio de las fiestas. Este año, la celebración de las fiestas tendrá un cariz diferente, debido a la presencia del coronavirus, que está afectando de manera desproporcionada a los negros, latinos, asiáticos e indígenas americanos.
La temporada navideña del 2020 estará marcada por fuertes restricciones y mandatos federales, estatales y locales para protegernos a nosotros mismos y a otros de contraer al COVID-19. La reunión múltiple de familiares y amigos, los lugares para visitar y celebrar y las actividades planificadas, no deben representar un peligro para usted ni para sus seres queridos y amigos. Sé que, a pesar de estas precauciones, muchos podrán encontrar otras opciones de actividades seguras y lugares que se pueden visitar en familia, por que cumplen con estrictas regulaciones para prevenir contagios.
Después de todo, así como la bandera puertorriqueña es una conexión con los puertorriqueños en la isla y en todo el mundo, la temporada navideña es otra conexión con nuestras raíces ancestrales y tradiciones consagradas.
La bandera y las celebraciones navideñas de la rica herencia puertorriqueña nos dan identidad como otro grupo distinto de hijos de Dios, lo que es, sin lugar a dudas, el esplendor de la obra de Dios.
Como de costumbre, los puertorriqueños en el continente comenzaron la celebración de la Navidad justo antes del Día de Acción de Gracias, y la continuarán hasta febrero. Hoy, nuestros hijos realmente no nos entienden, y se quejan de tener padres que realmente no los entienden a ellos, así como nosotros tampoco entendimos a nuestros padres. La división generacional está afectando el uso que hacen nuestros hijos del idioma español y nuestra herencia ancestral.
Como puertorriqueños criados en los Estados Unidos, debemos animar a nuestros niños a aprender español y a reconectarlos con nuestro patrimonio cultural. Mientras los puertorriqueños en este país continúan luchando por la igualdad de derechos, en medio de una sociedad que tiende a rotular todo en blanco y negro, pido a todos nuestros lectores que alienten a la nueva generación de puertorriqueños a estudiar nuestra historia y a continuar aprendiendo nuestra cultura, para que podamos preservarla.
Aquí, en los Estados Unidos de América, debemos presionar para que las escuelas enseñen a los niños sobre las muchas contribuciones que nuestro pueblo ha hecho a esta nación y los aportes de grandes borinqueños, cuyos logros han beneficiado a todos los estadounidenses. En esta temporada navideña, demos gracias a Dios por todo lo bueno y lo malo que hemos pasado este año; aún con el coronavirus, las elecciones, disturbios raciales, incertidumbre económica, homicidios, ataques a comunidades de inmigrantes, violencia y vandalismo de lugares de culto judíos y musulmanes; pero también reconozcamos las muchas causas, y momentos para aprendizajes nuevos.
Que la gracia de Dios y su amor por nosotros mismos estén siempre presente en nuestras vidas.