Esther Alaejos
San Juan.- En Puerto Rico se lleva a cabo «la transformación eléctrica posiblemente más grande del mundo» y su red tardará unos tres años en ser resiliente, afirmó a EFE el director de Asuntos Externos de la empresa eléctrica Luma Energy, José Pérez.
«Estamos hablando de cerca de 21.000 millones de dólares, por lo menos la transformación más grande en América», subraya Pérez desde las oficinas en San Juan de Luma, que está a cargo de la transmisión y distribución de la energía eléctrica en Puerto Rico desde el 2021.
Esta amplia reconstrucción es consecuencia de la destrucción de la red por el paso del huracán María en 2017 y de años de un manejo ineficiente de la anterior administración, aunque las críticas a Luma son continuas por los frecuentes apagones que siguen produciéndose en la actualidad.
El titular de Asuntos Externos de la compañía explica que «del 2022 para acá sobre 400 proyectos han sido iniciados» en la isla caribeña por la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos.
Dentro de estos proyectos, de los que más de 140 han sido completados, urge despejar toda la vegetación que impide el funcionamiento correcto de las líneas que dan energía a todo Puerto Rico.
La vegetación, causa de la mitad de las interrupciones
Pérez precisa que «más del 50 % de las interrupciones se deben a la vegetación» y que es necesario despejar más de 16.000 millas (25.749 kilómetros) de líneas eléctricas.
«FEMA por primera vez en la historia de EE.UU. autorizó el desembolso de fondos federales para el despeje total de vegetación debajo de las líneas eléctricas», menciona Pérez.
«Estimamos que eso va a durar cerca de tres años. No puedo pedir un sistema de 2024 cuando el que tengo es de los 60», señala.
Luma se hizo cargo de la transmisión y distribución de la energía en 2021, reemplazando a la estatal Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), que acabó en una bancarrota de unos 10.000 millones de dólares y a la que la empresa privada acusa de haber tenido abandonada la infraestructura.
El impacto del huracán María todavía presente
Además de los problemas de la AEE, Pérez precisa que tras el paso del devastador huracán María en 2017, que dejó a gran parte de la población sin luz durante meses, la prioridad fue energizar lo antes posible y no se utilizaron los mejores métodos.
«Desde el 2017 y hasta el día de hoy, hay cables que están atados a palmas y a arboles, no a postes», señala.
El directivo de LUMA enfatiza que desde los años 80 y 90, no se ha controlado la vegetación y no se han cambiado los postes de luz, necesitando «gran cantidad de ellos» ser reemplazados por otros nuevos resistentes a vientos de 160 millas por hora.
Según datos de la compañía, hasta el momento, han instalado sobre 17.580 de esos postes nuevos, han despejado de vegetación más de 5.000 millas (8.046 kilómetros) de líneas eléctricas, y han modernizado decenas de subestaciones importantes para reducir las interrupciones a gran escala.
«Luma no se va» pese a las críticas
Los constantes apagones que ocurren en la isla han generado un gran descontento entre la población puertorriqueña y han llevado a los candidatos a la gobernación en las elecciones del próximo 5 de noviembre a prometer cancelar el contrato.
Estas promesas «son distracciones políticas en un momento específico», según Pérez, que apunta que el sistema «no va a cambiar porque venga otra empresa», como plantean algunos candidatos.
«Te reafirmo que no nos vamos y no porque el contrato, no, no, es que no nos vamos», recalca.
«Yo tengo que velar por la pureza de lo que hacemos aquí y que no haya una distracción político-partidista que me aleje de la misión real, que es poder arreglar el sistema eléctrico», sentencia Pérez.