Aunque es considerado un “paso crítico para la descolonización”, el proyecto de ley aprobado en la Cámara de Representantes para definir el estado político de Puerto Rico no sería más que un acto simbólico, aseguran expertos.
Washington, EE. UU.— Pese a la aprobación la pasada semana en la Cámara de Representantes de EEUU del proyecto de ley que propone un nuevo plebiscito en Puerto Rico donde la ciudadanía pueda votar para definir el estatus político de la isla, no se anticipa que la medida sea vista en el Senado por lo que “morirá” al finalizar este mes, según expertos.
La votación el pasado jueves 15 de diciembre, en la que los legisladores dieron luz verde a un eventual referéndum, fue aprobado por mayoría en la Cámara. Si la medida llegara al Senado y fuera aprobada, los puertorriqueños tendrían la oportunidad de votar para elegir si se convierten en un estado, independizarse o la independencia por libre asociación.
Actualmente Puerto Rico es un Estado Libre Asociado de EEUU.
“La acción de la Cámara de Representantes básicamente tiene cero consecuencias en el estado actual del Congreso, además es un estado que va a cambiar inmediatamente en enero. Así que en realidad se puede tomar como una expresión del momento de los demócratas en la Cámara”, dijo a Voz de América Ángel Rosa, analista político y profesor de la Universidad de Puerto Rico (UPR).
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Los esfuerzos para que la medida se apruebe en el Congreso de EEUU deberán reanudarse en enero, cuando la Cámara de Representantes estará dominada por los republicanos, quienes -en su mayoría- se han opuesto a priorizar el tema de status de Puerto Rico.
“Tanto los demócratas liberales como los progresistas están de acuerdo en que la aprobación del proyecto en la Cámara es un primer paso crítico hacia la descolonización. Sin embargo, los republicanos siempre han estado preocupados por las ramificaciones sociales, políticas y económicas de tal cambio de status”, explicó a la VOA Carlos Figueroa, profesor del Departamento de Política de la Universidad de Ithaca en Nueva York.
Si Puerto Rico se convirtiera en el estado número 51, explica Figueroa, sería un “bastión democrático” con dos senadores y al menos cuatro miembros en la Cámara, por lo que “a partir de enero, la probabilidad de que el proyecto se apruebe es nula”.
“La aprobación del Proyecto de Status de Puerto Rico es un paso, aunque simbólico, importante e histórico, porque se trata de la primera ocasión que el Congreso de EEUU, desde la Cámara de Representantes, quien tiene jurisdicción sobre el tema de Puerto Rico ha dicho no solamente que Puerto Rico es una colonia, sino que debe dejar de serlo”, dijo a la VOA Juan Dalmau, secretario general del Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y excandidato a la gobernación.
Durante el debate de la medida, el representante republicano Tom McClintock, criticó que se buscara dar la opción de estadidad a un territorio “que sería el más endeudado, inculto, pobre y con el mayor desempleo de la nación”.
El proyecto de ley 8393 avanzó en la Cámara con 233 votos a favor y 191 en contra. Este dispone un plebiscito vinculante para el gobierno federal a celebrarse en noviembre de 2023, donde las opciones excluyen el actual estatus de Estado Libre Asociado.
“EEUU ha llegado tarde a reconocer la vileza de lo que es un estado colonial. Las expresiones que se dan cada vez que hay un evento de esta naturaleza en el Congreso de parte de los congresistas obviamente racistas y prejuciados con el país, hablan contundentemente de que no somos tan apreciados dentro de esa nación como muchísimas otras personas se imaginarían, aun cuando somos posiblemente una de las minorías más grande de los EEUU”, señaló a la VOA José Antonio Vargas Vidot, senador independiente de Puerto Rico.
¿Cómo se ha visto el tema de status de Puerto Rico en el pasado?
Durante más de 120 años, Puerto Rico le ha pertenecido como territorio a EEUU y cuatro siglos antes fue parte de las colonias españolas. Su situación actual como “Estado Libre Asociado” le mantiene bajo el control fiscal, migratorio y político de EEUU sin poder participar de elecciones federales o tener representación en el Congreso.
La única figura es un “comisionado residente” quien tiene derecho a participar de los debates en la Cámara de Representantes pero no puede votar por las medidas. Actualmente es Jennifer González, afiliada al Partido Nuevo Progresista -que promueve la estadidad- y quien se identifica con el partido republicano.
“Soy la única voz de Puerto Rico en el Congreso, represento a 3.2 millones de ciudadanos americanos, más constituyentes que cualquiera en esta Cámara y aún así, cuando consideramos una medida que yo ayudé a escribir, que afectará a todos los ciudadanos que represento, todavía dependo de todas las personas aquí porque no puedo votar”, dijo González durante el debate de la medida.
Según el profesor de la UPR, la comisionada residente podría presentar nuevamente el proyecto de status en el próximo Congreso, sin embargo, “el problema es que los republicanos a cargo de la Cámara de Representantes tienen control absoluto del proceso legislativo y con la amplia posición en contra de esa legislación del partido pues no va a tener ninguna oportunidad de verse en el fluir de la Cámara”.
Desde 1967, Puerto Rico ha votado en seis plebiscitos para definir su estado político. La elección realizada en el 2012 fue la primera en la que la opción de estadidad ganó entre la población sobre el Estado Libre Asociado y la independencia. Después de esta se realizó una en 2017 y otra en 2020, ninguna de ellas vinculantes para el gobierno federal.
Un nuevo plebiscito, según Dalmau, se diferenciaría en que “sería la primera vez que el gobierno de Estados Unidos fomenta una votación en Puerto Rico para su status político que excluye la colonia. Tenemos que nosotros, los puertorriqueños y puertorriqueñas, impulsar un proceso que obligue a EEUU, republicanos y demócratas, a que tengan que responder con opciones claras, viables, con transiciones ordenadas y que entonces el pueblo sea el que tenga la última palabra, que es lo fundamental en un proceso de autodeterminación”.
Para la “inmensa mayoría” del electorado puertorriqueño, según Rosa, el status es un tema permanente y flotante “que nunca se resuelve y por lo tanto que no, que no tiene tangencia con su cotidianidad, con su inmediatez”.
«La medida obtuvo una mayoría considerable que revela la necesidad de una política armoniosa para resolver el deshonroso asunto del status. Aún no es momento de celebración hasta tanto el Senado apruebe la medida. El Senado tendrá la penúltima palabra, pero la última está en nuestras manos, siempre lo ha estado», agregó Vargas Vidot.
Luego de la aprobación del proyecto, Pedro Pierluisi, gobernador de Puerto Rico, afiliado al PNP, celebró la acción como “un día histórico” para los ciudadanos americanos de Puerto Rico “en la lucha por los derechos y la igualdad” que “provee un camino hacia la igualdad, un camino hacia la estadidad”.