La política exterior de Estados Unidos también contempla medidas específicas en ALen materia económica, inmigración y seguridad.
Economía: Planes para Latinoamérica en una época post-pandemia
El Banco Mundial estimó en un informe publicado en el mes de abril, que el Producto Interior Bruto (PIB) de la región latinoamericana y el Caribe (excluyendo Venezuela) caerá un 4,6%.
El presidente Trump ha implementado algunas políticas económicas que pueden servir de muros de contención en América Latina. Uno de los mayores proyectos fue la firma de un nuevo tratado comercial con Canadá y México (T-MEC).
El economista Iván Jiménez subrayó en una entrevista con la Voz de América que este nuevo pacto comercial aportará “más claridad” de cara al futuro y a la hora de consensuar las relaciones, a nivel económico, entre esos países.
Joe Biden, por su parte, todavía ve la “relación con la región latinoamericana como algo esencial para Estados Unidos”, según dice un informe del periodista Joao Paulo Pimental en “Latin America Business Stories” (LABS).
De acuerdo con el texto, ante la situación económica que vive el país norteamericano, Joe Biden ha presentado un plan en el que prioriza los empleos de los estadounidenses, excluyendo incluso las relaciones comerciales con América Latina. Ese programa, que se dio a conocer hace un mes, proponía una inversión de 700.000 millones de dólares para estimular la economía principalmente aquí con la creación de cinco millones de empleos en las industrias manufactureras y tecnológicas.
“Biden ha dejado de defender abiertamente el libre flujo de bienes y capital internacionales”, decía el artículo de LABS.
En esa línea, Michael Shifter, el presidente de Diálogo Interamericano, un organismo que se centra en temas de interés para la región, sostiene que las relaciones comerciales internacionales, especialmente con América Latina, no van a tener tanto impacto si Biden ocupa el sillón de presidente.
Seguridad y desarrollo: El plan para lograr estabilidad en la región
El presidente Trump ha mostrado su intención de seguir creando programas que promuevan el desarrollo económico y la seguridad en la región a través de la Agencia de EE. UU. para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés). Esta institución cuenta actualmente con 13 oficinas en varios países latinoamericanos, ha impulsado 4 programas regionales y ha diseñado planes específicos para Cuba, Ecuador y Venezuela, que se coordinan directamente desde Washington.
Por su parte, Biden se ha mostrado convencido de que el “hemisferio occidental tiene el potencial de ser seguro, democrático y próspero desde el norte de Canadá hasta el extremo sur de Chile”. Uno de los planes que propone es el de incentivar programas específicos en Centroamérica, “sobre todo en El Salvador, Guatemala y Honduras” -los países del Triángulo Norte-, con el objetivo de crear “oportunidades futuras para su propia gente”.
En esa línea, aseguró que destinaría 750 millones de dólares para apoyar reformas en la región.
Venezuela: Mismo objetivo, distintos caminos
Ambos candidatos coinciden en reclamar un futuro democrático para el pueblo venezolano y respaldan al presidente interino Juan Guaidó, al considerar que Nicolás Maduro es un «dictador». Sin embargo, aunque Trump y Biden abogan por la necesidad de crear una coalición regional que sirva para forzar la salida del mandatario en disputa, discrepan en si es necesario aplicar una política de mano dura.
El presidente del Comité Nacional Demócrata (DNC, por sus siglas en inglés), Tom Pérez, reconoce la importancia de trabajar con «otros países», pero hace énfasis en la necesidad de escuchar «a la gente» de Venezuela. Además, destacó que Biden considera que el apoyo a los venezolanos debe empezar en casa, mediante la concesión del Estatus de Protección Temporal (TPS).
“Si Trump quiere ayudar a la comunidad de Venezuela aquí en Estados Unidos, él lo puede hacer hoy. Él tiene el poder para implementar el TPS para su gente de Venezuela”, afirmó Pérez.
Inmigración: Control de fronteras y DACA
En cuestión migratoria, el partido republicano, con Trump al frente, tiene previsto continuar con su línea de política dura contra la inmigración irregular que cruza por la frontera sur del país. Además del muro, otra de las asignaturas pendientes es la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA por sus siglas en inglés). Aunque el Tribunal Supremo de Justicia falló en contra de la cancelación del programa, la administración Trump ha desafiado la justicia y anunció que ya no aceptará más solicitudes y que limitará las renovaciones.
Estas políticas contrastan con la opinión del partido demócrata y de Joe Biden. En su programa electoral, el exvicepresidente aboga por una reforma del sistema de inmigración que incluye nacionalizar a los beneficiarios de DACA.
En cuanto al control fronterizo, Biden se desmarca de la construcción de un nuevo muro en la frontera sur y propone “asegurar” la frontera “de una manera que sea humana y establezca un conjunto racional de reglas para los aspirantes a inmigrantes”. “Invertirá en tecnología inteligente en nuestros puertos de entrada y agilizará el sistema de asilo, contratando más jueces de inmigración y oficiales de asilo”, agrega su programa electoral.
Asilo: Planes para los solicitantes
Anteriormente los solicitantes de asilo, muchos de ellos centroamericanos, podían esperar la decisión de un juez de inmigración en suelo estadounidense. Durante el mandato de Trump no más.
Biden se compromete a asegurar que los que buscan refugio sean tratados con dignidad y obtengan la audiencia justa que legalmente tienen derecho a recibir.