Donald Trump efectuó un mitin el domingo en el que se profirieron insultos vulgares y racistas en el Madison Square Garden de Nueva York. Su mensaje final es un ejemplo de lo que disgusta a sus detractores.
Cuando queda poco más de una semana antes de la jornada electoral, algunos de los oradores calificaron a Puerto Rico de “isla de basura flotante”, llamaron “el diablo” a la vicepresidenta Kamala Harris, y señalaron que la demócrata había iniciado su carrera siendo prostituta.
“No sé si ustedes sepan esto, pero literalmente hay una isla de basura flotante en medio del océano en este momento. Creo que la llaman Puerto Rico”, dijo Tony Hinchcliffe, un comediante cuyo acto también incluyó comentarios lascivos y racistas sobre los latinos, judíos y negros, todos ellos grupos de electores clave.
Pero otros oradores también realizaron comentarios incendiarios. David Rem, un amigo de la infancia de Trump, se refirió a Harris como “el anticristo” y “el diablo”. El empresario Grant Cardone le dijo a la multitud que Harris y sus “proxenetas destruirán a nuestro país”.
El evento fue reflejo del tono que ha utilizado el expresidente a lo largo de su tercera campaña rumbo a la Casa Blanca. Trump no condenó o distanció de los términos ofensivos que proliferaron durante más de 6 horas que duro el evento, aunque su campaña después lo hizo con los comentarios del comendiante.
El evento fue un espectáculo surrealista que incluyó la presencia del exluchador profesional Hulk Hogan, el doctor Phil McGraw, psicólogo de televisión; el exconductor de Fox News Tucker Carlson, algunos políticos —entre ellos el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson—, y los representantes Byron Donalds y Elise Stefanik.
A la cascada de insultos, han seguido una cascada de reacciones para condenarlos.
Presidente del Caucus Laboral Latino de SEIU y vicepresidente ejecutivo de 32BJ a través de un comunicado, critica la diatriba racista de Trump.
El vicepresidente ejecutivo de 32BJ SEIU y presidente del Caucus Latino de SEIU, Jaime Contreras, se pronució así en nombre de la fuerza laboral abrumadoramente inmigrante de 32BJ en el área de D.C. y Baltimore, MD: “El racismo no es una broma, apunta a las espaldas de las madres y los padres, los veteranos y los niños que han contribuido inmensamente a esta nación. Señalar y poner en peligro a un grupo étnico es antiestadounidense y está por debajo de la dignidad del cargo presidencial. ¡Los latinos, que estamos unidos con nuestros hermanos y hermanas puertorriqueños, seguiremos tocando puertas y haremos lo que sea necesario para que nuestras voces se escuchen el día de las elecciones!»
Contreras, ahora ciudadano estadounidense, llegó aquí indocumentado desde El Salvador a la edad de 13 años para evitar una muerte inminente durante una sangrienta guerra civil y sirvió en la Marina de los Estados Unidos.
Con más de 185.000 miembros en 12 estados, incluidos 21.000 en el área de D.C., Richmond, VA y Baltimore, MD, 32BJ SEIU es el sindicato de trabajadores de servicios inmobiliarios más grande del país.
El Sindicato Internacional de Empleados de Servicios representa a miles de puertorriqueños. Tres millones de puertorriqueños viven en estados donde la 32BJ SEIU tiene miembros.