Pese a que está imputado por su posible participación en el asalto al Capitolio de 2021, el expresidente Donald Trump insistió este martes en el primer debate presidencial que no fue responsable de lo sucedido y acusó a quienes estaban encargados de la seguridad, entre ellas a la entonces líder de la cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
«No tuve nada que ver con eso, aparte de que me pidieron que hiciera un discurso (…) Dije que creía que iba a ser grande y fui a ver a Nancy Pelosi y a la alcaldesa de Washington», relató.
Les pidió 10.000 guardias nacionales o soldados, pero le rechazaron, continuó. «Nancy Pelosi me rechazó (…) Nunca hubiera sucedido si Nancy Pelosi y la alcaldesa hubieran hecho su trabajo. Yo no era responsable de la seguridad», afirmó.
Trump fue cuestionado por los moderadores de si se arrepentía de algo de lo sucedido entonces y, aunque al principio trató de evitar la pregunta hablando de su tema predilecto, la inmigración, acabó respondiendo a la repregunta y evadiendo responsabilidades.
La vicepresidenta, Kamala Harris, recordó que ese 6 de enero de 2021 ella estaba en el Capitolio como vicepresidenta electa y también como senadora interina. Aquel día «el presidente de Estados Unidos incitó a una turba violenta a atacar la capital de nuestra nación, a profanar la capital de nuestra nación», dijo.
La candidata demócrata recordó que 140 agentes de la ley resultaron heridos y algunos murieron, y subrayó que «el expresidente ha sido acusado y enjuiciado exactamente por esa razón».
Trump, prosiguió, «ha dicho que en estas elecciones habrá un baño de sangre si el resultado no es de su agrado. Pasemos página. No retrocedamos. Tracemos un rumbo para el futuro y no retrocedamos al pasado», clamó la vicepresidenta.
El magnate neoyorquino se convirtió a finales de mayo en el primer expresidente estadounidense en ser condenado por un delito. Un jurado de Nueva York lo declaró culpable de 34 cargos por falsificar registros comerciales para encubrir el pago a la actriz porno Stormy Daniels durante la campaña de 2016.
La vista judicial en la que se dictará sentencia está fijada para el 26 de noviembre, justo después de las elecciones del 5 de ese mismo mes.
Gran parte del futuro judicial de Trump se decidirá precisamente en las urnas, ya que si regresa a la Presidencia podría presionar al Departamento de Justicia –en teoría un órgano independiente– para que retire los cargos en su contra.
Además del caso en Nueva York, en los últimos meses se ha enfrentado a otros tres casos penales: uno en Washington D.C. por sus esfuerzos para revertir su derrota frente a Biden en 2020; otro en Georgia por las acciones que tomó con ese objetivo en ese estado; y otro en Florida por almacenar ilegalmente material clasificado en su mansión de Mar-a-Lago tras dejar la Presidencia (2017-2021).
Sin embargo, el caso de Georgia está en un impasse sin avances, el de Florida fue desestimado por una jueza nombrada por el propio Trump durante su mandato y el de Washington D.C. enfrenta complicaciones luego de que la mayoría conservadora del Tribunal Supremo otorgara a Trump inmunidad total por las acciones oficiales realizadas durante su presidencia.