Un nuevo reporte de la Universidad de Rutgers estima que aproximadamente 40,2 millones de los votantes en las elecciones estadounidenses son personas discapacitadas. Si a ello se le agregan las personas que viven con personas discapacitadas, se trata de casi un tercio del electorado en unos comicios donde la atención médica es uno de los principales temas de campaña.
El bloque de votantes discapacitados en Estados Unidos está creciendo a medida que la población va envejeciendo, pero electorado y activistas sostienen que no se están encarando los obstáculos que hacen que los discapacitados se sientan excluidos del proceso electoral.
Ello va desde materiales de campaña inaccesibles al hecho de que ambos candidatos –el republicano Donald Trump y la vicepresidenta Kamala Harris– escasamente mencionan temas como la manera en que el COVID-19 afecta a los discapacitados, y el hecho de que Trump hizo un comentario en un mitin que grupos activistas consideraron discriminatorio.
“Deberían tratarnos como si fuéramos su vía a la victoria porque, de hecho, lo somos”, dijo Dom Kelly, fundador y CEO de New Disabled South, un grupo activista que aboga por los derechos de personas discapacitadas en el sur de Estados Unidos. “Ganas o pierdes gracias a las personas discapacitadas, y si no te tomas en serio a nuestra comunidad, ello repercutirá en el resultado de tu campaña”.
Lisa Schur y su esposo Doug Kruse dirigen el Programa de Investigaciones sobre Personas Discapacitadas en la Universidad de Rutgers y escribieron el reporte, el cual demuestra además que hay 7,1 millones de votantes discapacitados en los estados reñidos de Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Carolina del Norte, Pensilvania y Wisconsin.
Schur explicó que los discapacitados por lo general no reciben tanta información sobre política y enfrentan numerosos obstáculos al votar, ya sea en persona o por correo. Y ello puede llevar a una menor participación.
“Es como una muerte lenta”, comentó Schur.
Matt Mills es un expartidario de Trump y ávido votante. Mills, de 41 años y del condado Brown en el sur de Ohio, tiene lupus, polineuropatía y recibió dos trasplantes de riñón desde 2017.
Este año, votará por Harris por “su historial demostrado” en apoyar políticas de atención médica que él favorece. Aun así, cree que los candidatos se toman a la ligera a los votantes con discapacidades.
“Cuando no nos vemos representados, nos sentimos desilusionados y nos desanimamos”, expresó.
Jim Piet y Patricia Vincent-Piet de Concord, Nueva Hampshire, tienen ambos parálisis cerebral. La pareja casada dice que han sido ignorados por candidatos políticos a lo largo de los años cuando tratan de hablar con ellos, pero agregan que algunos candidatos sí les hacen caso.
Lo que más les importa, sin embargo, son las políticas que afectan su vida día a día.
“El hecho de que un político hable amablemente o sea amable con una persona discapacitada no quiere decir que sus políticas sean las mejores, dijo Vincent-Piet, de 53 años.
Su esposo de 63 años recibe asistencia mediante el programa de atención a largo plazo de Medicaid, que ofrece atención médica a personas con discapacidades o enfermedades crónicas. Vincent-Piet teme que los republicanos le quiten financiamiento a Medicaid y tanto ella como su esposo planean votar por Harris.