El jueves 24 de septiembre, en una corte federal de California, se debatía la orden de la administración Trump de terminar el Censo 2020 el 30 de septiembre. Luego de largos argumentos y aseveraciones, la juez federal Lucy Koh dio el malletazo preliminar para prevenir que el censo terminara el 30 de septiembre, y extendió la fecha límite al 31 de octubre del 2020, tras considerar la necesidad de tener un conteo más completo.
Hace apenas 5 meses (el 13 de abril), en una declaración pública conjunta, el secretario de comercio, Wilbur R, Ross, y el director de la Oficina del Censo, Steven Dillingham, informaron que debido a la pandemia del COVID-19 y en vista de que en marzo de 2020 las actividades del censo se paralizaron, por lo que extendieron la fecha límite hasta 31 de octubre. Así mismo, se extendían al 30 de abril del 2021 la entrega de los recuentos de distribución al presidente, y los estados hasta el 31 de julio del 2021 para entregar los datos de redistribución estatal.
Sorpresivamente, el pasado lunes 3 de agosto, la Oficina del Censo revocó la extensión del 31 de octubre y anunció que el Censo 2020 concluiría en la fecha que originalmente se había establecido (el 30 de septiembre). También las fechas para la entrega de los recuentos al presidente y de los estados para entregar los datos de redistribución, se reducían al 31 de diciembre y al 30 de marzo, respectivamente.
Vale recalcar que el censo ocurre cada diez años, y se hace para determinar cuántos representantes tendrá cada estado en el Congreso y para establecer cómo se van a usar los millones de dólares del fondo federal en escuelas, carreteras, hospitales, servicios sociales y otros tantos beneficios que necesitan nuestras comunidades. Esta distribución de fondos y representantes del Congreso depende de cuánta gente sea oficialmente contada en el censo.
Mike Feuer, fiscal de los Ángeles dijo, “Esta orden judicial es una significativa victoria en nuestra lucha por un censo preciso, lo cual es crucial para una representación política y la asignación adecuada de los fondos federales esenciales. La Corte se dio cuenta de los intentos de la administración Trump de camuflar su interferencia política en lo que se supone que sea un proceso neutral y no partidista de contar cada persona. Ahora, con tan poco tiempo que perder y tanto en la balanza, insto a todos a aprovechar estos días para que todos sean incluidos en el Censo.”
Como muy bien apunta el fiscal Feuer, se les ve la costura a los intentos de la administración Trump. Si le damos un vistazo a los actuales números del censo en Pennsylvania, nos daremos cuenta de que Filadelfia está en el número 841 en la lista de 1010 ciudades que identifica la Oficina del Censo. La ciudad de mayor respuesta al censo hasta ahora es Franklin Park de Allegheny, con un 88.4 por ciento de contados. En la ciudad de Filadelfia solo hemos alcanzado un 55.6 por ciento de contados, con datos al cierre de esta edición.
Nuestros números están por debajo de lo necesario. Ahora que tenemos 31 días más para contarnos, tenemos que salir como profetas del apocalipsis a anunciar que, si no respondemos al censo, podría sentenciarnos a 10 años de miseria, y eso no es justo para nuestras futuras generaciones, ni para nadie.
La comunidad puertorriqueña y latinoamericana de Filadelfia debe de asumir su rol cívico e incluso patriótico y hacerse contar. No nos engañemos más, aunque muchos aún sueñan con el regreso al terruño amado, la mayoría estamos aquí para quedarnos. Aquí conocimos nuestros amores, aquí hemos criado a nuestros hijos, aquí tenemos enterrados a nuestros muertos, aquí hemos echado raíces. Por lo cual esta es nuestra realidad; esta es nuestra América.
Ignorar el censo y pasar por alto ser contados es un asunto que no podemos seguir postergando y es una actitud de insatisfacción pasiva que nos ha costado muy caro. Nuestras comunidades están hastiadas de la pobreza, del desempleo y de la falta de servicios. No podemos seguir viviendo en el silencio y la invisibilidad. De no ser contados, seguiremos siendo objeto de estas maliciosas prácticas políticas.
Cada puertorriqueño y latinoamericano debe comprometerse y extender el mensaje para ser contado. Hable con su vecino, con sus familiares; explíqueles que si no nos contamos nos seguirán ignorando. Nuestras escuelas seguirán empeorando, nuestros hijos e hijas seguirán recibiendo una educación mediocre. Esta es nuestra América, nuestra ciudad, nuestro futuro. Somos casi un millón de latinos en Pennsylvania y solo nosotros podemos construir una comunidad próspera y reluciente.