Primer acto: El 18 de enero de 2015, el fiscal de la Nación, Alberto Nisman, había terminado con su trabajo y tenía todas las pruebas para incriminar a Cristina Fernández de Kirchner en la causa “Memorándum de entendimiento Argentina-Irán” y las iba a presentar ante la Justicia apenas dos días después.
Segundo acto: Esa misma noche, Nisman fue encontrado muerto con un disparo en la cabeza, en su departamento del edificio Torre Boulevard del complejo Torres Le Parc, en el barrio de Puerto Madero donde vivía.
Tercer acto: El 18 de agosto de 2022, el fiscal de la Nación, Diego Luciani junto con su colega Sergio Mola, terminaron con el alegato incriminatorio a la ahora vicepresidente de la Nación Cristina Fernández de Kirchner en el juicio de la causa de corrupción en obra pública, a quien señaló como la jefa de una asociación ilícita cuando era jefa de Estado, dejando como sentencia la frase “Señores jueces: es corrupción o justicia”.
Cuarto acto: El fiscal federal Sergio Mola aseguró que la asociación ilícita liderada por Cristina Kirchner llegó a desviar más de 926 millones de dólares, monto que fue recibido por el empresario Lázaro Báez, otro de los acusados en la causa en cuestión.
Quinto acto: el 24 de agosto de 2022, el presidente argentino Alberto Fernández, en una entrevista que concede a uno de los canales informativos más vistos en cable, dice muy abiertamente y sin siquiera sonrojarse “Nisman se suicidó, espero que Luciani no haga algo así”.
Sexto acto: La República Argentina está pasando por uno de los peores momentos de su historia. Con una situación económica calamitosa, con una la inflación de las más altas del mundo, con una desocupación preocupante por dónde se la mire, con cientos de empresas buscando nuevos horizontes, con un dólar que sube diariamente por ascensor mientras los sueldos (de los peores de la región) suben por una escalera a la que le faltan peldaños, con una casta política preocupada exclusivamente por sus ambiciones personales y alejados del pueblo, con los aeropuertos llenos de jóvenes buscando emigrar al destino que le brinde un poco de tranquilidad y de futuro, con las estadísticas humillantes en cuanto a la seguridad de los habitantes y otras tantas situaciones, ahora también hay que ser partícipe de esta obra de terror.
Séptimo acto: La coyuntura muestra que, ante semejante panorama, vuelve a resurgir la grieta que se ha apropiado de los habitantes argentinos. Están los que por haberlo vivido y por informarse adecuadamente se sienten identificados con las denuncias de los fiscales y los que defienden a rajatablas a quien ellos llaman “La líder” o “La reina” y que agreden a todos aquellos que no piensen como ellos. Por eso es natural ver cómo estos individuos se apoderan de las calles con todo tipo de manifestaciones en apoyo directo a la vicepresidenta, al grito desencajado de “Si la tocan a Cristina que “quilombo” se va a armar”.
A estos se suman desinteresadamente los medios oficiales de comunicación e interesadamente los componentes de las distintas agrupaciones que son solventadas por el gobierno mensualmente sin necesidad de trabajar, en casos cobrando más dinero que cualquier trabajador en regla.
Las adyacencias de la casa de la acusada por la justicia se han convertido en el centro de las batallas campales entre los manifestantes y la policía de la ciudad (opositora al gobierno central) y todo bajo la instigación cómplice de la viuda de Kirchner y del ala protectora de toda la rama política central. Fuera de estos, nadie tiene dudas de que la consigna es “Victimizarse para provocar el caos”
