No se puede señalar culpables por no haber comprendido la magnitud de la recesión económica que se nos venía encima; pero sí por no contar, a estas alturas, con una estructura capaz de hacerle frente a ese viento que sopla más fuerte que el lobo feroz.
El panorama actual nos ha llevado a adoptar la resiliencia a nivel profesional y personal. Hemos concentrado nuestros esfuerzos en sobrevivir; porque la resiliencia se ocupa de generar estrategias para mantenerse estables durante la crisis. Pero ¿qué pasa cuando la disrupción es una constante en nuestras vidas? No podemos concentrarnos en sobrevivir, tenemos que seguir creciendo.
Por eso me gustaría poner sobre la mesa el concepto de antifragilidad, creado por Nassim Nicholas, porque no solo tenemos que resistir a las amenazas y los impredecibles cambios, sino que debemos aprender a surgir más fuertes.
De acuerdo con el autor, el caos beneficia a las empresas anti-frágiles. Pero ¿cómo podemos hacer que nuestra compañía se adapte al desorden y la disrupción?Cambiando nuestro mindset. En lugar de concentrarnos en la incertidumbre y en el caos, debemos transformar la disrupción en una oportunidad.
Para ello, podemos:
-Fomentar un ambiente de experimentación: Cuando eliminamos la volatilidad y la aleatoriedad, generamos un entorno frágil. Por ello, debemos incorporar un sistema que nos permita tomar riesgos medidos, porque los desafíos fomentan la mejora continua. En pocas palabras, debemos perder el miedo al fracaso y comprender que la innovación nace siempre de la necesidad.
-Descentralizar y diversificar la fuerza de trabajo: Fomentar un ambiente de autonomía y autoorganización e incorporar colaboradores rebeldes en el área de innovación, potencia el desarrollo de la empresa y nos acerca a la antifragilidad.
-Adoptar una cultura de aprendizaje: Diseñar un modelo que acepte los errores como parte del proceso de aprendizaje permite a la empresa explorar caminos innovadores y mantener su relevancia.
Cuando perdemos el miedo a la incertidumbre y la abrazamos, podemos crear empresas antifrágiles con capacidad de reinventarse e implementar la crisis como potenciador. Es decir, aprovechar los desafíos para desarrollar nuevas capacidades, fomentar una cultura que impulse la agilidad de la empresa e implementar sistemas y procesos que fomenten su crecimiento e innovación continua.
* Adriana Gallardo es conferencista internacional, autora y líder del emporio Adriana’s Insurance. Business y Life Coach, autora y productora. Creadora de “Chingona Circle”, un grupo que empodera a la mujer. Doctora Honoris Causa por la Universidad Ejecutiva del Estado de México. Vive en California. IG @adrianagallardo1