Dos avisos esta semana, uno de los Phillies y otro de la Casa Blanca, dejan claro que la pandemia sigue a pesar de los avances. El domingo, los Phillies anunciaron que colocaron a dos de sus lanzadores abridores, Zack Wheeler y Zach Eflin, en la lista de lesionados por COVID-19. De acuerdo con protocolos de salud de las Grandes Ligas, los equipos tienen que colocar a jugadores en esa lista, cuando un jugador sale positivo en una prueba de COVID-19, demuestra síntomas de la enfermedad, o es identificado como alguien que estuvo en contacto con una persona que tenía el virus.
La ausencia de Wheeler, el as del equipo, y Eflin, afecta seriamente a los Phillies. Los dos derechos, 2/5 partes de la rotación, no despegaron con el equipo cuando el club partió el domingo hacia su fatigosa gira al oeste; tres desafíos en Seattle que comenzaron el lunes, seguidos de 4 juegos en el Dodger Stadium.
Wheeler y Eflin podrán reincorporarse al club antes del fin de la gira, pero será difícil. El Comité Conjunto de Salud y Seguridad de COVID-19 de la MLB puede readmitir a un jugador, ya vacunado, y no contagioso. Si el jugador nunca se vacunó contra el COVID-19, este no puede regresar al equipo hasta que demuestre no ser contagioso a base de dos pruebas PCR. Las pruebas PCR detectan la presencia de fragmentos del virus aun después de que el paciente no presente síntomas. La Cleveland Clinic considera la prueba PCR de COVID-19 la más eficaz para detectar la presencia del virus.
El mismo día que los Phillies hicieron su anuncio sobre sus retos con el virus, la Casa Blanca le pidió al público en voz del Dr. Ashish Jha, que se mantuvieran en guardia contra la pandemia. «El virus seguirá evolucionando y podríamos ver una gran ola de infecciones, hospitalizaciones y muertes para este otoño e invierno”, aseguró Jha. En otras palabras, hubo brotes de la pandemia en los últimos dos inviernos y se espera otro brote este año.
Algunos critican al aviso del Dr. Jha como propaganda a favor de los esfuerzos del presidente Biden de sacarle más fondos al Congreso para combatir el COVID-19. El presidente pide $22.5 billones adicionales de fondos para inmunizar a los que aún no se han vacunado, proveer dosis de refuerzo, asegurarse que el país cuenta con suficiente medicina para ayudar a los infectados, y garantizar que haya suficientes pruebas de COVID-19, sin costo, para las personas que demuestran síntomas.
La pandemia del COVID-19 no ha terminado. Estamos en una etapa menos mortal de la epidemia, pero ahora no es la hora de bajar la guardia. A nivel nacional, tenemos que mantener al país reforzado contra el COVID-19. A nivel personal, tenemos que protegernos y amparar a nuestros seres queridos: vacúnese, utilice una máscara en público, y si es necesario, quédese en casa si no se siente bien.
No sea víctima de la desinformación. Los embusteros que dicen que el COVID-19 no es nada más que un flu, no pueden contradecir a 1 millón de muertos. Son los mismos que dijeron que el presidente Obama no nació en EE. UU., que el cambio climático no existe, y que Trump sería reestablecido como presidente. Entre más mentiras, más muertos.
No es peligroso tener la ilusión de que los Phillies tienen chance de llegar a la postemporada, sin embargo, es otra cosa jugarse la vida ignorando lo que la ciencia reconoce claramente: el virus sigue evolucionando y replicando.
Es mejor prevenir que lamentar.