Donald Trump
Los seguidores de Donald Trump ondean banderas y corean "¡Stop the Cheat!" en una manifestación en Lake Eola Park, Orlando, Florida, en 2020. Los seguidores protestaban por un supuesto fraude electoral. (Foto: Stephen M. Dowell/MCT)

Publicado el 14 de abril 2024 en la sección de Opinión de The Inquirer

A medida que comienza su primer juicio penal, se espera que los fiscales demuestren cómo el expresidente falsificó registros comerciales para ocultar una relación con una estrella de cine para adultos.

Donald Trump hace trampa. De hecho, la ha hecho durante casi toda su vida, en los negocios y en la política. 

Trump engañó a sus esposas y en los impuestos de su empresa. Engañó a sus donantes e intentó engañar a la mayoría de los votantes para que no eligieran al presidente Biden en 2020. Su sobrina dijo que hizo trampa para ingresar a la universidad. Hizo trampa para evitar servir en Vietnam.

El ganador del Trofeo del Campeonato del Trump International Golf Club incluso hace trampa en el golf. 

En su primer juicio penal los fiscales demostraron cómo falsificó registros comerciales para ocultar una relación con una estrella de cine para adultos en vísperas de la elección de 2016. El esquema subraya cómo Trump engañó a los votantes al ocultar su culpabilidad en un escándalo que podría haber alterado la elección y la historia. 

Las elecciones presidenciales son algo más que las tradicionales diferencias políticas entre dos candidatos. Se trata del tipo de país en el que vamos a vivir y que vamos a dejar a las generaciones futuras. 

Hacer trampa ha sido durante mucho tiempo el método para promoverse de Trump. Dice y hace lo que sea necesario para obtener lo que quiere y cuando quiere, sin importar los hechos y las leyes. La disposición de Trump para romper las reglas y normas de la sociedad civil es otra razón más por la cual su última candidatura a la presidencia es una amenaza para la democracia. 

Hacer trampa ha ayudado a Trump a evadir la rendición de cuentas a lo largo de su carrera empresarial y política. Frente a cuatro acusaciones, Trump ahora busca evitar la justicia regresando a la Casa Blanca. 

Para inclinar la elección del 5 de noviembre a su favor, Trump quiere cambiar la forma en que se cuentan los votos electorales en Nebraska. Trump ha estado presionando a los legisladores republicanos allí para que adopten un sistema de “el ganador se lleva todo” que podría ayudarlo en una contienda cerrada. Esa clase de ventaja podría terminar decidiendo la presidencia. 

Walt Nauta, (Izq.), toma un teléfono de Donald Trump durante el LIV Golf Pro-Am en el Trump National Golf Club en 2023. Nauta ha sido acusado de ayudar al expresidente a ocultar documentos clasificados del gobierno. (Foto: Alex Brandon)

Manipular las reglas ha sido durante mucho tiempo la forma de actuar de Trump. 

Su sobrina, Mary Trump, afirmó que su tío pagó a alguien para que hiciera el SAT por él para ayudarlo a ingresar a la universidad. Escribió que Trump veía el “hacer trampa como una forma de vida”. 

Trump esquivó la Guerra de Vietnam obteniendo cinco prórrogas por espolones óseos. El diagnóstico vino de un podólogo que alquilaba un consultorio en una propiedad de su padre. 

Las trampas de Trump continuaron durante sus matrimonios. En 1990, llevó a su entonces amante Marla Maples a unas vacaciones familiares con su primera esposa, Ivana. Después de casarse con Melania Knauss en 2005, la engañó meses después de que ella diera a luz a su hijo, Barron, según la estrella de cine porno Stormy Daniels.

Trump pagó a Daniels $130,000 por su silencio en vísperas de las elecciones de 2016, lo que llevó a su acusación en Manhattan. Los pagos querían ocultar esa relación. Otro escándalo sexual más —tras la grabación de Access Hollywood, donde Trump se jactó de agarrar a las mujeres por sus genitales— podría haber inclinado la elección de 2016, en la que ganó tres estados por solo 80,000 votos en total.

De hecho, la acusación alega que Trump intentó «corromper» una elección presidencial. «El núcleo no es dinero por sexo», dijo el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg. «Diríamos que se trata de conspirar para corromper una elección presidencial y luego mentir en los registros comerciales de Nueva York para encubrirlo». 

El uso de atajos continuó a lo largo de la campaña y del caótico mandato de Trump en la Casa Blanca. 

En 2020, un Comité de Inteligencia del Senado, liderado por republicanos, descubrió que los asociados de Trump tenían contacto regular con los servicios de inteligencia rusos que se propusieron interferir en las elecciones de 2016 y ayudar a Trump a ganar. 

Desde el momento en que Donald Trump lanzó su primera campaña presidencial en 2015, acusando a México de enviar criminales, violadores y narcotraficantes a Estados Unidos, ha demonizado a los grupos marginados. 

Contrario a las repetidas afirmaciones de Trump de que se trataba de un engaño, el informe de casi 1,000 páginas descubrió que el gobierno ruso trabajó para interferir en las elecciones. Los principales funcionarios de la campaña de Trump fueron fácilmente manipulados y dieron la bienvenida a la ayuda del Kremlin, según el informe. 

La actriz de cine para adultos Stormy Daniels habla frente a un tribunal federal en Nueva York en 2018. Donald Trump enfrenta cargos por un pago de $130,000 que Daniels recibió de su abogado, Michael Cohen, para silenciarla. (Foto: Mary Altaffer) 

La conclusión es clara: Trump trabajó con un adversario para engañar a Estados Unidos. Posteriormente intentó hacer lo mismo con un aliado. 

En un esfuerzo por impulsar su reelección en 2020, Trump presionó al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky para que investigara al entonces candidato presidencial Joe Biden. Eso condujo al primer juicio político contra Trump y fue un aviso de hasta dónde estaba dispuesto a llegar para ganar. 

Después de perder las elecciones de 2020, Trump de la misma manera presionó e intimidó al funcionario electoral de Georgia, Brad Raffensperger, para que «le encontrara» suficientes votos para revertir los resultados en ese estado. Eso llevó a la acusación de Trump en Georgia, donde sus esfuerzos fueron parte de un intento más amplio de robarse la elección.

Las trampas de Trump han completado al menos dos libros. David Cay Johnston, un exreportero de The Inquirer, detalló muchas de las malas acciones de Trump en “The Big Cheat: How Donald Trump Fleeced America and Enriched Himself and His Family”, (El gran engaño: cómo Donald Trump estafó a América y se enriqueció a sí mismo y a su familia). Rick Reilly, un excolumnista de “Sports Illustrated”, escribió “Commander in Cheat”, (“Comandante en trampa”), que detalla cómo Trump es un tramposo en serie en el golf, un deporte que se precia de sus reglas de honor e integridad. 

Las artimañas de Trump se extienden a años de esquemas dudosos para evitar pagar impuestos. Aunque Trump afirmaba ser multimillonario, solo pagó $750 en impuestos federales el año en el que fue elegido presidente. El año pasado, la Organización Trump fue condenada y multada por cometer fraude en sus impuestos.

Trump también engañó a los donantes. En 2019, un juez ordenó a Trump pagar $2 millones a varias organizaciones benéficas después de encontrar que había utilizado su fundación indebidamente para promover sus intereses políticos y comerciales. El juez determinó que, durante muchos años, los dólares destinados a caridad beneficiaron a Trump en lugar de a las causas que decía apoyar. 

No desalentado por ese fraude, la campaña de Trump estafó a los donantes después de las elecciones de 2020. Los donantes contribuyeron con $250 millones a un fondo de defensa legal para revertir la elección. Pero ese fondo nunca fue creado. 

En su lugar, el dinero fue desviado al comité de acción política Save America y luego a varias organizaciones pro-Trump, según los investigadores del comité de la Cámara que investigó el ataque al Capitolio de EE. UU. del 6 de enero de 2021. 

Detrás de la fanfarronería, Trump montó un esfuerzo sostenido para hacer trampa y lograr su reelección. Las afirmaciones falsas de fraude electoral de Trump atacaron el núcleo de la democracia estadounidense mientras intentaba privar de sus derechos a millones de votantes, incluidos muchos votantes negros y latinos en Pensilvania. 

A diferencia de Sófocles, Trump no tenía idea de cómo fracasar con honor y estaba dispuesto a ganar haciendo trampa, incluso si eso significaba una insurrección mortal. 

América se merece algo mejor que un tramposo congénito. 

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