Esta semana ha sido crucial para los 62 millones de latinos que actualmente vivimos en Estados Unidos. Finalmente, después de casi dos años de negociaciones, se espera que el Congreso vote el Inflation Reduction Act, una legislación importantísima para las familias latinas, especialmente porque implicará una inversión significativa para limpiar nuestro aire, entregar beneficios a las comunidades más afectadas por la contaminación ambiental, mientras al mismo tiempo disminuirá el costo de la energía y creará millones de empleos para nuestra comunidad.
¡Qué gran momento! Cuando creíamos que la posibilidad de lograr una legislación climática en el Congreso estaba acabada por este año, las esperanzas revivieron la semana pasada con el proyecto Inflation Reduction Act, una importante inversión climática que nos permitirá reducir la contaminación en un 40% para 2030. Asimismo, la propuesta contiene más de $60 mil millones de dólares en provisiones de justicia ambiental para impulsar las inversiones en las comunidades desfavorecidas. Entre ellos un fondo de inversión verde de $27 mil millones con un enfoque en el despliegue de energía limpia con el 40 % de las inversiones dirigidas a comunidades desfavorecidas, junto con $3 mil millones de dólares para proyectos para enfrentar los daños al medio ambiente y la salud pública relacionados con la contaminación y el cambio climático, además de créditos fiscales de energía limpia para vehículos eléctricos y de combustible nuevos y usados, junto con inversiones en tránsito, autobuses y camiones más limpios, ayudarán a reducir la contaminación climática del sector del transporte, al tiempo que limpian nuestro aire y les ahorra dinero a los consumidores.
La propuesta también incluye créditos fiscales para electricidad limpia, vehículos, nueva tecnología y manufactura, junto con nuevos reembolsos a los consumidores para la compra e instalación de electrodomésticos eficientes y eléctricos ahorrarán dinero a las familias de clase media. Esto y mucho más.
Aunque en la mayoría de los casos lo que ocurre en Washington parece lejano y desconectado a la realidad que vivimos los latinos en Estados Unidos, esta vez, en este momento, es esencial saber que parte de nuestro futuro está en juego aquí y ahora. No es casualidad que nuestros hijos sufran más enfermedades respiratorias que el promedio nacional. No es casualidad que vivamos en zonas más expuestas al clima extremo, como tampoco el hecho que nuestra casa, colegios y vecindarios estén ubicados en zonas más afectadas por el cambio climático. Tenemos mucho que perder si esta legislación no ve la luz del día. Tenemos mucho que ganar si los líderes en Washington ponen los intereses de todos antes que mezquindades políticas.
La mayoría de los latinos en Estados Unidos quieren ver concretarse una legislación climática. De acuerdo con una encuesta realizada por Data For Progress/Climate Power, el 74% de los votantes latinos dicen que la expansión de la producción de energía limpia en Estados Unidos tendrá un impacto positivo en nuestra economía.
No puedo terminar esta columna sin reconocer una realidad importante. Esta propuesta de ley no es perfecta e incluye intercambios perjudiciales, como menos fondos en acción climática que los propuestos inicialmente por el presidente Joe Biden, junto con disposiciones nuevas que promueven los combustibles fósiles vinculando el arrendamiento eólico marino a nuevas perforaciones masivas de petróleo y gas. Sin embargo, en la balanza política actual, es esencial que concretemos los aspectos positivos que son parte de este proyecto de ley.
Como mamá, como activista climática, como ciudadana estadounidense veo que el Inflation Reduction Act es un primer paso esencial para avanzar en la lucha contra el cambio climático. El primero de muchos que son necesarios para proteger a nuestras familias y asegurar un futuro justo para todos.
Harris anuncia 1.000 mdd para atender desastres climáticos
La vicepresidenta Kamala Harris describió el lunes el cambio climático como una crisis “inmediata” y “urgente”, al anunciar gasto federal por más de 1.000 millones de dólares para responder a desastres como las inundaciones en Kentucky y los incendios forestales que causan devastación en California.
En una visita a Miami, Harris anunció una serie de subvenciones a estados con el fin de ayudar a comunidades de toda la nación a prepararse para desastres relacionados con el clima y responder a ellos.
“El cambio climático se ha convertido en una crisis del clima, y una amenaza se ha convertido en una realidad”, declaró en un discurso en la Universidad Internacional de Florida.
“La devastación es real. El daño es real. El impacto es real”, declaró Harris. “Y estamos siendo testigos de ello en tiempo real”.
En 2021, Estados Unidos experimentó 20 desastres relacionados con el clima, y cada uno de ellos dejó más de 1.000 millones de dólares en daños, manifestó la vicepresidenta, citando un informe de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica. En la década de 1990 ocurrían aproximadamente seis desastres de ese tipo al año.
“La frecuencia se ha acelerado en un lapso relativamente corto”, señaló Harris. “Los datos científicos son claros. El clima extremo empeorará, y la crisis climática sólo se acelerará”.
El programa Construcción de Infraestructura y de Comunidades Resistentes, o BRIC por sus iniciales en inglés, apoya a los estados, las comunidades locales, las tribus y los territorios en proyectos para reducir los peligros relacionados con el clima y a prepararse para desastres naturales como inundaciones e incendios forestales.