Filadelfia, PA. noviembre 2016
O tal vez debería decir de saldo blanco. ¿Estas son las elecciones raciales más electoreras, o elecciones más raciales que de elección… ¿Y los latinos donde nos acomodan, donde nos ponemos, nos arrinconamos o nos posicionamos?
“Vote Por Sus Valores”, ¿Pero si el valor moral en nuestro voto no aplica ni con Trump ni con Clinton?
Hace más de un año que varios espectros se pasean por mi cabeza, y últimamente acechan mi alma y espíritu. No podría ser de otra manera en la “Era Trump”
Soy una periodista, inmigrante mexicana, parte de una familia con estatus migratorio mixto, con la peculiaridad de tener formación en psicología social, en antropología cultural, y en criminología, pero, además, soy principalmente una “madre independiente”, y evangélica de los suburbios de Pensilvania.
He venido cubriendo las elecciones del país más poderoso del mundo, desde diferentes ángulos, y con distintos ánimos.
He captado sentires desde todas esas perlas que soy, y he tratado de ir hilvanando una idea de que haría si pudiera votar.
En especial me he acercado a los argumentos de otros creyentes con más conocimiento y experiencia que yo, y ahora trascribo reflexiones y datos, pues sé que, si bien los evangelios hispanos somos minoría, si son mayoría los católicos, que unidos por una misma doctrina “Cristo centrista” tendrán también utilidad de estas observaciones.
Era el 16 de junio cuando el multimillonario Donald Trump anunciaba su candidatura a la presidencia de los Estados Unidos, y en su discurso acusó a México de enviar a través de la frontera, a lo peor de su gente; «drogas» y «violadores», por lo que prometió́ construir un muro entre ambos países y hacer que «México lo pague».
Como mexicana me sentí ́ agredida, no solamente como inmigrante, con o sin estatus legal, qué más da. Sentí que esa generalización era una aberración a la verdad, porque he conocido de primera mano, las historias de mexicanos y latinoamericanos cuya devoción más grande después de su familia, y de conservar sus tradiciones, incluidas las religiosas, es al trabajo con el que honran su estadía en este país de oportunidades.
Sé que muchos de los que se refieren a los mexicanos se refieren en sí, a todos los hispanos cualquiera que sea su nacionalidad. El agravio pues, era extendido a toda nuestra Latinoamérica.
Pero no desconozco el hecho que hay estadounidenses de media edad, que, aunque reconocen su ascendencia mexicana, no se consideran mexicanos, ni hispanos, pero en realidad se han sentido “objetivo” de las críticas y de un creciente ambiente antiinmigrante, anti-latino, anti-color. Eso puede ser que los haga votar por Trump para no sentirse aludidos, o, por el contrario, votar contra de él por haberlos considerarlo dentro de los enemigos de esta nación.
De una u otra forma lo que creo relevante y espero no equivocarme, es que se alzará el número de votantes latinos considerablemente, aunque muchos tengan las ganas de anular su voto. Y esto es algo que hay que agradecer, pues para que te pongan literalmente en el mapa electoral tienes que demostrar una trascendencia efectiva.
Ambos partidos nos han sobajado y menospreciado, los candidatos aún más, y es que tampoco nosotros nos hemos dado a respetar, en parte por la baja afluencia en las urnas.
Luego entonces llego a mi primera conclusión, a diferencia de la partidocracia en México, creo que aquí si es que pudiera, votaría.
Sin embargo, me topo con esta premisa de Samuel Caraballo {Si la intención detrás del acto de participar en las elecciones es “votar nuestros valores cristianos” me temo que aquellos que votamos siempre terminaremos tergiversando la esencia “Evangelio de Jesucristo”.
En su blog el teólogo ha venido haciendo varias reflexiones que apelan a todo cristiano que vive en los Estados Unidos, con especial interés para los que como él son latinos.
DE VOTAR PUES, ¿POR QUIÉN VOTARÍA?
A nivel nacional, la elección de este año puede registrar un número récord de votantes hispanos, ya que hay 27,3 millones elegibles para votar, aunque no todos se registraron a tiempo, pero son cuatro millones más que en 2012, de acuerdo con el Centro Pew. Trump necesita ganar «algo así ́ como un poco más del 40% entre los hispanos.
A medida que se acercan las elecciones, parece más fácil que Trump se haga con los 270 delegados que le daría las llaves de la Casa Blanca.
Se estima que cerca de un 70 % de los evangélicos blancos en esta nación, apoya al candidato que se ha referido a los inmigrantes mexicanos (y por ende a los latinos) como “vividores del sistema”. Abiertamente ha propuesto deportar a alrededor de 11 millones de indocumentados, e impedir la entrada de “musulmanes sospechosos” al país, y cerrar las fronteras a los refugiados. Trump ha encontrado su principal eco entre blancos de mediana edad y carentes de estudios, pero también de muchos de los de clase media y media alta, de los suburbios de uno de los condados de más altos ingresos del país entero.
De esos mismos con los que cada domingo comparto en mi iglesia y de los cuales he recibido actos de afecto por mí y mi familia. Ellos son tan diferentes a otra parte de su electorado que se extiende a líderes de grupos como el Ku Kux Klan y el Partido Nazi Americano que han expresado su aprobación por las medidas propuestas por el candidato Republicano.
Grupos de odio que se han triplicado en el último año, y que son la antítesis del discurso central de Jesucristo, que nos manda amar no sólo al prójimo sino hasta el enemigo. Estos grupos inclusive armados, prometen hacer valer sus votos, y están preparando para lo que venga el 9 de noviembre si los resultados no les favorecen, justificados por la aseveración de su candidato de que las elecciones están “amañadas”.
¿CÓMO SE LLEGÓ HASTA AQUÍ ́?
Un negro saliente impulsa la candidatura de una malquerida mujer blanca
Tal vez las creencias religiosas en realidad vienen en un segundo plano, cuando se multiplican los signos de que los colores blanco y negro cuentan más que los de rojo y azul.
Después de todo lo que he leído, visto, escuchado, y sobre todo sentido; me hace recordar que hace apenas medio siglo era ilegal que un blanco se casara con un negro.
Hace unos días charlando con el analista Gerson Borrego, concordamos que el “Fenómeno Trump” era un acto seguido al “Fenómeno Obama”.
Trump abrió las puertas de la venganza a todos aquellos que tuvieron que deglutir ser gobernados por un presidente negro. Claramente no todos los que votaran por Trump son racistas, misóginos y antinmigrantes, pero si, la mayoría de los racistas, misóginos y antinmigrantes, votaran por quien ven a alguien que puede representar sus repudios más primitivos.
El miedo al otro, al diferente, la amenaza que representa que se deje de formar parte de una mayoría, y sin la protección de una sociedad que se revela más machista, y menos progresista.
Trump fue a rascar algo que bastaba tan solo pasar el plumero de la retórica, para despejar y de dejar al descubierto el flagelo de la discriminación.
Cuesta trabajo comprender que un buen sector de los EE. UU. quiere salvar al mundo, pero desde afuera, mandando sus tropas, y orando por ellas en la comodidad de sus salas y de sus iglesias, quiere ser misionero alrededor del mundo, pero no en su propio territorio en donde conviven todos los credos.
Es verdad que hoy EE. UU. tiene muchos problemas, pero se les olvida que hace 8 años la economía estadounidense se encontraba al borde del colapso. Pero los “Trumpistas” suelen ser daltónicos, y son propensos a solo ver en blanco y negro.
Claramente el país más poderoso del mundo quiere más, (no tiene una naturaleza conformista porqué de por si los inmigrantes son unos inconformes que emprenden el destierro para ir por más).
Pero Trump y su repudio al gobierno Obama, no ha sólo ido a remover cimientos entre demócratas, entre republicanos, entre hombres, y mujeres, entre creyentes y liberales, su discurso ha cimbrado en temas de inmigración, y está poniendo a prueba una establecida tendencia entre los hispanos, pues también está trastocando brechas generacionales en las familias latinas, por eso no es extraño ver como entre padres e hijos discuten sus preferencias acaloradamente.
Es un país más dividido en quién gane quien gane tendrá que salir de hacer cuentas con su verdad, antítesis de la ignorancia que es otro de sus flagelos por vencer.
Se llama el efecto Dunning-Kruger, y es una Ilusión inquebrantable de que usted es mucho más inteligente, y más hábil y / o conocedor, de lo que realmente eres.
“Trump es completamente inepto, y sus partidarios están demasiado mal informados para saber qué él es inepto, y demasiado tontos para saber lo tontos que son. Es por eso por lo que los partidarios de Trump están tan seguros de que son inteligentes y su candidato es inteligente, por lo que no escuchará razones”. Tasha Sharifa.
Ante estas conclusiones yo tengo mis reservas, no creo que solo serán votos de “ingenuos”, llenos de rabia pues también creo que hay quienes genuinamente creen que es un mal necesario, y que darán su voto por el partido republicano, y después verán cómo se las arreglan, y una vez en la Casa Blanca puedan evitar los daños colaterales.
Igualmente creo que hay convencidos, que tienen intereses específicos, y que su voto es un voto razonado; como el del apoyo que también ha venido del exterior, porque hay que decirlo, si bien el occidente si está preocupado por una eventual victoria de Trump, y lo reflejan no solo en sus editoriales, sino en los mercados; también hay “intereses” internaciones que esperan con ansias su triunfo.
LOS OTROS PARTIDARIOS DE TRUMP
En otro artículo firmado por Nicholas Kristof, asegura que ha recibido el respaldo de terroristas, que dicen que Trump diría y haría cosas tan locas, que acabaría ayudando a grupos extremistas.
“Es realmente un político sabio», escribió un columnista en una revista de propaganda norcoreana: «¿Quién diría que el lema ‘Yankee Go Home’ se haría realidad?»
Y EN CASA… dime con quién andas y te diré́ quién eres
La razón por la cual muchos de los miembros del KKK están con Trump es porque creen mucho de lo que él cree. “American Freedom Party -la campaña de Donald Trump puede ayudar a recordar a los estadounidenses que todo genocidio, incluso en contra de los blancos, es malo”-. Bob Whitaker
El presidente del partido Nazi Amerino Rocky Suhayda, ha predicho que Trump ganará y que esto proporcionará «una oportunidad real para los nacionalistas blancos”.
El voto contra Hillary Clinton no es suficiente
Aunque Clinton no inspira confianza, si cierta seguridad de que no incuba tanto odio reprimido, y logra reconocer al otro. Trump ha sido tan gráfico, para poderlo considerar como narcisista patológico, que no me deja alternativa para ir más allá, en busca de justificación alguna .
Si bien hay quienes en un principio se sentían atraídos por el mensaje Trumpista, de que «el sistema está roto» y veían la necesidad de colocar a alguien de fuera en la Casa Blanca «para arreglar Washington», ahora ven a Trump como una persona mezquina, brusca y llena de odio; y ese no es el mensaje que quiere proyectar un seguidor de Jesús.
Mi conclusión pues, es que lo que está en Su palabra no es una opinión. (Lev. 19:18; Mt. 22:37-40). A fin de cuentas, si eres cristiano, el factor fundamental que debes considerar al tomar decisiones no es tu identidad hispana o tu color político de preferencia, sino tu identidad en Cristo y la libertad que tienes en él (Rom. 12:1-2; Fil. 3:20; 1 Pe. 2:9-10). Es decir, ninguna defensa de una ley terrenal esta por encima de una ley divina. Dios es Amor, y su revelación en Cristo nos muestra la gracia, no hay amor sin gracia, y su resultado visible es la paz que sobre pasa todo entendimiento.
Si te tu voto es motivado por el odia a, en vez de por el amor a, tienes que analizarte.
Gracias pues Donald Trump, me hiciste valorar más los abrazos de los miembros del cuerpo de Cristo en mi iglesia, que en el fondo se siguen debatiendo más que yo, que van a hacer este 8 de noviembre.
Gracias por haber escarbado la herida, que nunca cicatrizo y ahora está abierta; creo que se vienen tiempos difíciles, pero expurgando la pus que corre por las entrañas de esta nación de naciones, será́ más fácil tarde que temprano, acabar de fondo y una vez por todas, con la peste del racismo y la discriminación. Al fin y al cabo, es cuestión de corazones transformados y vueltos a nacer, para poder ver la belleza del arcoíris.
Nota de la editora: Esta nota fue escrita en el 2016 a vísperas de las elecciones presidenciales de los Estados Unidos. Hoy retoma una nueva luz. Necesariamente se abren nuevas preguntas. Si quieres compartirlas escribe a editor@44.218.246.32