Parafraseando a Quino, el creador de Mafalda, les pregunto con cuál de estas dos palabras inexistentes se identifican: ¿Problemólogo o solucionólogo?
Joaquín Salvador Lavado Tejón consideraba que el primer grupo era mucho más numeroso.
A los lectores les estresa y a algunos les deprime que al leer las noticias solo informemos los problemas y no las soluciones. A los periodistas nos estresa y también nos deprime que nuestra profesión está en crisis en esta era digital, que no son tomadas en cuenta nuestras investigaciones por parte de los gobernantes y que cada vez menos parece reconocerse la importancia del periodismo. Las protestas de la Primavera Árabe, el Caso Watergate que tumbó a Richard Nixon, la injusticia contra los afroamericanos, las armas de destrucción masiva; son innumerables los ejemplos en los que el periodismo ha tenido una importancia e impacto imborrable en la cultura, la sociedad y la historia humana.
Los gobernantes toman decisiones o implementan leyes que impactan a la sociedad. Lo mismo se aplica a las empresas culpables de evasión fiscal o daño ambiental. El periodismo ha sido una forma eficaz de aumentar la transparencia y hacer que los responsables rindan cuentas.
Pero hay muchos trabajos periodísticos que no logran cambio alguno a pesar de que las investigaciones eran sólidas y exponían claramente un problema. Los medios de comunicación exponen que “se debe tapar el pozo” pero las autoridades no lo tapan. Es sumamente frustrante que a pesar del trabajo periodístico “se ahogue el niño”.
Los funcionarios que descartan estas investigaciones critican al periodista por solo identificar el problema sin hacer esfuerzos por hallar la solución. Pero si agregamos el periodismo de soluciones al proceso investigativo se pueden implementar cambios favorables y una mejora continua.
El periodismo además de contar los problemas también debe mostrar cómo se pueden enfrentar y qué se puede aprender de estos. Este es precisamente el esfuerzo que realiza la alianza de la Red de Periodismo de Soluciones (SJN, por sus siglas en inglés) capacitando desde 2019 también a periodistas latinoamericanos.
Un enfoque con el que la labor del periodista no trata solo de señalar que ha aumentado la corrupción, la pobreza o la inseguridad, sino de informar con evidencias y resultados qué han hecho otras instituciones o autoridades para revertir problemas similares sociales, políticos y económicos e incluso, cuáles de esas acciones no han funcionado.
Por su parte, las áreas de asuntos internacionales de los gobiernos nacionales, estatales y locales deben priorizar informarse más sobre la instrumentación de otras políticas públicas, programas exitosos gubernamentales y del intercambio de experiencias de gestión de gobierno para una integración más efectiva ante la compleja y dinámica globalización.
Este valor agregado es justamente lo que puede dar mayor legitimidad a las decisiones que tomen las autoridades.