El Departamento de Trabajo de Estados Unidos informó, la semana pasada, que las contrataciones disminuyeron en enero, a 143,000 nuevos puestos de trabajo no agrícola, desde 250,000 en diciembre pasado. La tasa de desempleo también disminuyó a 4 por ciento, desde 4.1 por ciento en diciembre, mientras que el salario promedio por hora aumentó 4.1 por ciento desde el año pasado, superior a la tasa de inflación. Por sectores, la sanidad, el comercio al menudeo, el gobierno y el entretenimiento, todos aumentaron las contrataciones, en contraste los restaurantes y bares, los servicios comerciales y la minería perdieron empleos.
Estas cifras indican que el mercado laboral se ha enfriado, en comparación con la vigorosa creación de empleo ocurrida saliendo de la pandemia. No obstante, el enfriamiento parece no bastar para modificar la reciente decisión del banco central de pausar los recortes de la tasa de interés. Asimismo, apoya la decisión del banco central, el hecho que es prematuro ponderar los efectos de las medidas económicas del nuevo mandato del presidente Trump.
Para el mercado laboral, por ejemplo, la prometida mayor deportación de trabajadores extranjeros en la historia de Estados Unidos, que ha comenzado, significará menos creación de empleo, salarios más elevados y menos desempleo, resultante de una fuerza laboral menguante. Además, la ominosa amenaza de una guerra comercial, contra aliados y adversarios, puede generar aumentos de precios para los consumidores, represalias contra los exportadores estadounidenses, todo lo cual puede mermar el crecimiento económico.
*Analista y consultor internacional, ex-director de la Oficina de la CEPAL en Washington. Comentarista de economía y finanzas de CNN en Español TV y radio, UNIVISION, TELEMUNDO y otros medios.