Lucha Libre, ira descontrolada y estupidez
Hoy parece que basta una palabra dura o un empujón no deseado para iniciar los intercambios verbales y físicos entre personas que parecían estar pasando un buen rato.
Muchas personas son como mini bombas de tiempo llenas de nitroglicerina, un explosivo muy inestable listo para explotar rápida y fácilmente.
Lo que es tan importante en un evento deportivo es que debes defender algo que realmente no es tan importante. Si quieres luchar y defender algo, enrólate a un ejército, o entrénate para pelear en un ring.
Muchos de nosotros hemos visto peleas en cualquier lugar y en cualquier momento. La historia nos ha dicho que en la mayoría de estos acontecimientos violentos las personas son arañadas, su ropa rasgada, sus ojos ennegrecidos, sus pelucas quitadas, su ropa rasgada y su orgullo dañado.
Lo más peligroso es que una caída en la dirección equivocada con el cráneo golpeando un instrumento afilado o duro puede causar lesiones graves o la muerte.
Y recientemente vimos una pelea en Disney. Las familias peleaban en una zona llena de niños y algunos bebes en carriolas. ¿Qué pasaría si uno de ellos resultara herido?
Esta pelea obscena también ocurrió en Disneyland París cuando dos mujeres fueron encontradas golpeándose mientras rodaban por el suelo.
Una cosa que tal vez podríamos hacer es prohibir a estos luchadores en estos lugares públicos. Luego, estos lugares deberían desarrollar un sitio web dedicado a estos actos horribles y exhibir a sus protagonistas.
Alejarte y poner a salvo a tu grupo, no es ser cobarde, ni es que no te importe. La vida es más importante que cualquier incidente altamente inflamatorio.
La no violencia enseña que podemos ganar y cambiar mentes y corazones si no respondemos a situaciones volátiles complicando aún más las cosas con nuestro propio lenguaje y reacciones no deseadas.
Los padres deberían sentirse avergonzados de haber participado en manifestaciones tan tontas de acciones incontroladas.
Debemos estar dispuestos a alejarnos y buscar autoridad en el área cuando veamos que esto sucede.
Asimismo, se sugiere que los recintos, particularmente los deportivos, cuenten con personal más capacitado para interrumpir y frenar este necio y peligroso ejercicio de las emociones.