Vivimos en una era de crisis permanente. Justo en el momento cuando empezábamos a creer que lo peor de la pandemia había pasado, y a soñar con un regreso a una cierta normalidad, una nueva ola, producida por la variante Ómicron nos está sumergiendo una vez más en una gran incertidumbre.
A la nueva ola de la pandemia se agregan también los riesgos políticos y económicos que varios países en el continente están enfrentando. Vivimos definitivamente en tiempos de gran volatilidad. Es en los tiempos de crisis que tus habilidades de liderazgo son puestas a prueba. Hoy, el liderazgo requiere cada vez más nuevos hábitos mentales que hay que desarrollar. Vale entonces la pena preguntarse cuáles son estos hábitos que cómo líder hoy necesitas cultivar. Quiero sugerirte los tres principales.
Lo primero es que como líder tienes que concentrarte en fortalecer tu “núcleo interior”. Piensa en un roble, con su follaje y tronco por encima del suelo y sus raíces bajo tierra. En el pasado, los estudios sobre liderazgo se enfocaban en la apariencia externa del árbol, es decir en los comportamientos de un líder y sus acciones. Pero, en la era de las crisis permanentes, cuando se complica hacer previsiones, se vuelve fundamental que las raíces del árbol sean sanas, profundas, sólidas.
Es decir, “quién eres” tiene hoy prioridad sobre “qué haces”. Eso significa consolidar tu autoconcepto, junto a la calidad de tus pensamientos, creencias, valores y emociones. En un contexto de incertidumbre, la calidad de tus comportamientos, acciones, decisiones y rendimientos son un reflejo de la profundidad de tu núcleo interior. De hecho, se trata de una dimensión del desarrollo relevante. No somos solamente animales inteligentes; somos seres que pueden crecer en sus niveles de consciencia.
Segundo, liderar en tiempos de incertidumbre requiere la capacidad de tener claridad de propósito. Frente a una crisis, los pupilos requieren y necesitan de un líder que sepa dar una dirección inequívoca. Esto puede resultar complejo en un contexto de gran volatilidad. Por eso, más que enfatizar los objetivos por lograr, es importante que como líder hoy sepas comunicar una visión alineada con el propósito y los valores de tu organización. Un propósito superior te ayudará también a desarrollar una consciencia superior.
Finalmente, tienes que desarrollar la capacidad de un pensamiento sistémico. Eso requiere la humildad de reconocer que hoy no tienes la razón, sino que es fundamental escuchar y entender varias perspectivas al mismo tiempo.
Se trata de tener abierta la mente, estar disponibles siempre a aprender, incluso de los errores propios y de otros. Se trata de entender que hoy tenemos que darle espacio a la experimentación, al riesgo, a la equivocación. Más que nunca hoy necesitamos la colaboración generativa. Es así, cultivando estas tres actitudes, que podemos pensar en prosperar, y no meramente sobrevivir, en la era de las crisis permanentes.