Cuando se trata de abrirse paso en el sistema de atención de salud, la comunidad hispana en EE. UU. tiene una gran desventaja. Las barreras de idioma y cultura contribuyen a los peores resultados entre hispanos, el grupo racial o étnico con el porcentaje más alto de personas sin seguro médico.
Los altos copagos y deducibles hacen que la atención de salud esté fuera del alcance de incluso los pacientes con seguro, pero en particular de los hispanos, quienes con frecuencia asumen riesgos y priorizan otros gastos, en lugar de la salud. La mitad de los adultos hispanos sin seguro médico dicen que no han tenido una cita médica en el último año, y 63% de ellos admiten que no podrían pagar una cuenta médica imprevista de $1,000 en 30 días.
Las causas son muchas y complejas, pero hay una solución sencilla y aceptable: la transparencia en el precio de la atención de salud.
Casi el 60% de los estadounidenses reportaron sorpresa al ver el escandaloso precio de productos médicos básicos que pensaron que su seguro cubría: $8 por una bolsa para poner sus efectos personales, $23 por un solo hisopo con alcohol; $10 por la tacita de plástico que se usa para tomar medicamentos y $53 por guantes no estériles. (Los estériles son más caros).
A Amanda Partee-Manders, madre que recibió una cuenta de hospital de $47,091.01 tras dar a luz por cesárea, la tomó de sorpresa la serie de cargos desmesurados. Tras hacer lo imposible para recibir una cuenta desglosada, descubrió que incluían casi $4,000 por Tylenol intravenoso y $522 por atención ambulatoria, a pesar de nunca haberla recibido.
La Norma de Transparencia en los Precios de Hospitales de 2021, exige que los profesionales de salud revelen los precios a sus clientes en archivos legibles por computadora y una herramienta de transparencia con precios para el consumidor. Más de 6,000 hospitales deben publicar en internet sus tarifas por servicios comunes como radiografías, análisis de laboratorio y cesáreas.
Sin embargo, los cabilderos y grupos de intereses han luchado encarnizadamente para seguir confundiendo a los pacientes y mantenerlos desinformados, lo que hace que la información sea incompleta y carezca de uniformidad. Después de dos años, un análisis de la entidad sin fines de lucro Patient Rights Advocate descubrió que tres de cada cuatro hospitales no han cumplido con la norma, pues alegan que “su implementación es demasiado cara”.
La transparencia en la atención de salud es uno de los pocos asuntos bipartidistas, con un apoyo público de casi 90%, pero el Congreso debe hacer más, y el gobierno de Biden debe hacerla realidad. Los miembros de la Cámara de Representantes están tomando medidas rápidas para estandarizar el proceso en todos los estados, a fin de hacer que los hospitales cumplan. Además, el Centro de Servicios de Medicare y Medicaid recientemente aumentó la multa por incumplimiento de $100,000 a más de $2 millones al año por hospital.
Al codificar verdadera transparencia en los precios, los legisladores tienen la oportunidad de combatir la crisis de la costosa atención de salud y asegurar que todos los estadounidenses reciban la atención que merecen, a un precio transparente y justo. Por el bienestar de todos, es hora de acabar con el secretismo que protege al sector de salud y ser francos sobre lo que cuestan los tratamientos y servicios, de una vez por todas.
* Judy Pino es vocera del Independent Women’s Forum. Kelsey Bolar es directora de mensaje y analista sénior de política del Independent Women’s Forum.