República Dominicana es, sin dudas, un paraíso tropical: playas, sol, montañas, gastronomía, música, a los que se suman grandes hoteles y servicios turísticos, por lo tanto, esta bella isla es deseada por muchos extranjeros al momento de vacacionar, y también los dominicanos disfrutamos del turismo al interno, y aprovechamos de sus encantos cada vez que podemos.
Para los que no vivimos en la ciudad capital, un paseo por la gran ciudad no está de más. ¡Me encanta la capital dominicana, mi ciudad favorita! Hablar de ella me trae lindos recuerdos, cierro los ojos y suspiro pensando en Santo Domingo. Nuestra capital conserva muchas reliquias históricas concentradas en una misma zona, la mayoría de ellas consideradas primicias de América. La ciudad lleva su nombre en homenaje a Santo Domingo de Guzmán, venerado religioso español del siglo XII, fundador de la Orden de los Dominicos, por ser el santo protector de la familia de don Domingo Colón, padre de los hermanos Bartolomé y Cristóbal Colón. El casco urbano de la ciudad antigua es una verdadera joya arquitectónica y colonial.
Las ciudades más viejas del llamado por los europeos “Nuevo Mundo”, blasonadas por esta rica herencia de la arquitectura y el arte urbano, cuidan y aprecian este patrimonio como atractivas palancas del turismo. La nuestra va por ese camino desde hace algún tiempo, cuando comenzó el lento proceso de revalorización de calles, plazas, antiguas casonas y monumentos religiosos e históricos. Ahora, con el liderazgo del Ministerio de Turismo y la Alcaldía del Distrito Nacional, el proceso toma fuerza al anunciarse una inversión de noventa millones de dólares para rescatar y embellecer esa zona.
Según el presidente Luis Abinader, la aspiración es convertirla en “la mejor ciudad colonial de toda Latinoamérica”, una apuesta de gran calado, no solo para atraer a los visitantes extranjeros, sino también para el sano deleite de los residentes en la misma capital y el de los originaros de otras partes del país.
En la medida en que se arregla y se embellece una zona que está catalogada Patrimonio Histórico de la Humanidad, en esa misma proporción hay que esperar que sus vecindades cambien de imagen, para una mejor armonía de en su conjunto.
Tenemos que hacer de Santo Domingo una metrópolis sana, hermosa y vivible. Creo que al gobierno del presidente Abinader hay que apoyarlo en esta iniciativa, porque la ciudad es de todos nosotros.
¡Un abrazo y que el impacto de Jesús en nuestras vidas nos mantenga el pulso equilibrado! emma_matinez10@hotmail.com